Cesar Guillen: La realidad geopolítica y madurar como nación

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Los espíritus superiores difunden paz y bienestar, los espíritus vulgares… No tienen destino.

Los documentos y denuncias ante la ONU, OEA y la CIDH, son elementos de importancia, pero serán evaluados de acuerdo a un periodo de tiempo del cual nosotros no debemos depender. No podemos ni remotamente pretender que, en la agenda de la ONU, se nos dé prioridad por encima de crisis tan graves como la guerra de Ucrania y del conflicto de Israel contra el terrorismo islámico.

En principio, los países no tienen sentimientos, solo necesidades, y aun cuando hay valores que se acuerdan defender, no todos los países ven las amenazas del mismo modo y la decisión ante esa amenaza está influenciada por su particular perspectiva y de los intereses de cada uno de ellos. No quiere decir esto que ese mecanismo sea algo inútil, sino que por sus propias características de valores e intereses diferentes y hasta de acuerdos previos, las decisiones no siempre son las más justas.

Siempre ha sido así, no hay nada nuevo en ello. Ocurrió antes de la segunda guerra mundial y luego en las guerras y crisis que se desarrollaron durante la guerra fría. Si no, ya no existieran los conflictos. Idi Amín Dada, el carnicero africano que exterminó a centenares de miles de hombres, mujeres y niños, terminó sus días tranquilamente asilado en un país árabe y falleció a los 90 año. Esa es a veces la amarga realidad. Se ha perdido un tiempo valioso al dejar a otros, las acciones correctivas de nuestra crisis.

El caso cubano, es un ejemplo real del modo de operar el mundo internacional, una nación a quien se le otorga un puesto en la comisión de DD.HH. y alberga un prontuario de 50 años de crímenes y opresión, indican claramente los intereses de quienes apoyaron tal decisión. Rusia es miembro del consejo de seguridad y libra una guerra de agresión contra otro país. Definitivamente solo los místicos, soñadores y pacifistas sostienen que la paz es el estado natural del hombre.

La paz es frágil y la democracia un bien que se debe preservar mediante la vigilancia de los fuertes y las alianzas entre los de ideas afines. Hay que anteponer un bloque democrático con alianzas de mutua defensa de los países afines. Definitivamente al no concordar los valores ni los intereses, ocurren estas situaciones que ocasionan desastres humanitarios.

Un estado de derecho no es necesariamente esa legitimidad que está dada exclusivamente por las instituciones establecidas (Constitución, TSJ, CNE, AN, Partidos Políticos, etc.). La fuerza social está en oponer a las decisiones jurídicas y a las instituciones del poder de turno, una acción moral que defienda los intereses del ciudadano común.

Bajo el concepto de una república, la libertad civil se ejerce por las virtudes de los individuos que la forman, de su carácter, de sus valores, porque una forma de gobierno por sí sola, no constituye la libertad, ni estriba en sus constituciones y reglamentos. La vida pública no es solo política, moral, económica, comprende también las tradiciones que incluyen el modo de vestir y de disfrutar. La idiosincrasia.

Hay que asumir esta realidad, ya que la debilidad de los vínculos entre los actores sociales y los agentes políticos y económicos, permiten estos conflictos entre lo social y la realidad institucional. Aun cuando los actores sociales en Venezuela no estén acostumbrados a la participación en las decisiones del estado por la asfixia de los partidos políticos, deben comenzar a prepararse para hacerlo, en especial los trabajadores, quienes deben Integrarse en los grupos de decisión, con conocimiento y responsabilidad.

En nuestro país, lo prioritario es la creación de oportunidades para todos, el desmantelamiento de la pesada burocracia que agobia al país desde hace 30 años, debe dar paso al trabajo productivo. Se debe hablar claro, ofrecer conocimientos, tecnología, trabajo y orden. No debemos olvidar que Venezuela no es solo crisis económica, es una sociedad desmantelada con un exceso de burocracia mal remunerada y viciada, además no acorde para los retos venideros.

Se debe transformar al campesino en granjero especializado y al artesano en fabricante. El cooperativismo comunal, debe ser sustituido por la promoción de microempresas y emprendedores incorporados a los mercados nacionales e internacionales, apuntalados con una clase media profesional, responsable e instruida. Un estado industrializado solo se mantiene gracias a ella.

El desafío y el reto a imponer, es el de un gran acuerdo nacional dado a las afueras del “Directorio ministerial, del claustro de la academia, de los cogollos de los partidos políticos y de las oficinas de los grupos económicos”. Asumir la des-marginalización a través de las inversiones en otras regiones del país. No es reemplazar solo a los hombres, el reto es establecer un nuevo sistema que erradique a todo trance el mesianismo y el estatismo rentista. Es avanzar en la lucha de la pobreza y de la exclusión sin destruir la democracia. Este esfuerzo, debe ser liderado por un estado conductor sin grandes proyectos utópicos.

Dejar a un lado el complejo de país rico y heredero de bolívar, del pueblo predestinado a no se sabe qué carajo…para convertirnos simplemente en un país desarrollado, moderno, de trabajo honesto y creador, bajo los valores democráticos de la justicia y de la libertad. Tan solo eso. Debemos hacer un esfuerzo para salir de la desesperanza, utilizando la razón y no el impulso ciego de la crisis. Es bueno rezar y enviar oraciones, pero como decían los griegos; “los cielos nunca ayudan a los hombres sin voluntad”.

Es necesario no rendirse, todo apunta a un buen desenlace, no hay que desfallecer, ni distraernos en noticias tendenciosas, y menos aún, tratar de seguir “buscando en el pasado político, cuyos tradicionales representantes callan cobardemente”. Siempre hay tiempo de volver a empezar con entusiasmo y disciplina, sin complejos, ni miedos…hasta el final. María Corina Machado, le hace un merecido honor al refrán que dice: “La palabra motiva…pero el ejemplo moviliza”.

 

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