Uno de los procesos claves de toda sociedad es la educación. Brindarla con calidad, como está obligado cualquier Estado por los DDHH; en nuestro caso por la propia Constitución también, es una necesidad, una exigencia de la población, al igual que la salud y el trabajo.
La Constitución establece claramente que educación y trabajo son los procesos fundamentales para el Estado. Pero ya sabemos cómo contraría este régimen macabro la Constitución, a la población y los DDHH. Una población formada lo es también rebelde, conocedora, activa, exigente y, sí, democrática y libertaria. Por eso no les interesa para nada desarrollar el proceso educativo ni el trabajo en Venezuela.
La vuelta a clases será, está siendo, de nuevo nefasta en todos los niveles este año: instituciones desecadas física, material y espiritualmente. El daño a la educación causado por este régimen es similar al daño político. No es irreversible, lo sabemos. Pero costará mucho dinero, esfuerzo, inteligencia aplicada para su restauración después de este tan largo quebrantamiento.
La precariedad más absoluta se ha instalado, la han instalado a propósito desde el poder, en escuelas, liceos y universidades. Maestros, profesores, estudiantes, padres y representantes han establecido una lucha sin par para sujetar la agonía y asi evitar que termine de llegar a muerte. Merecen todos nuestros mayores reconocimientos y forman parte sustancial de esta resistencia generalizada en nuestro país.
Resulta completamente absurdo lo que percibe como si fuera remuneración el maestro de hoy, el profesor de hoy, quienes regalan literalmente su trabajo, como una entrega desinteresada al porvenir. Presupuestos universitarios inexistentes, atención de plantas físicas sólo como negocio que atenta a diario contra la autonomía, pagos que ni risa dan, desprotección social, ataque permanente a personas e instituciones. Una guerra abierta que se enfrenta en aulas, como nunca.
¿De qué sirven que remocen las caras de los ministros, si la política destructiva es la misma? El orate mayor insiste en que van a traer profesores universitarios chinos, rusos, cubanos, iraníes, extraterrestres, como si fuera una manguangua sobrevivir a esta guerra declarada contra la educación en Venezuela. Puras fintas que pretenden engañar bobos. La educación, como el país está en su peor momento, sobreviviéndole al terrorismo. No olvidemos a profesores y estudiantes presos por estos cobardes. Para complementar lo que hoy, de nuevo, señalo.
Será muy rudo el proceso reconstructivo. Habrá que empezar desde el primer día que acabe esta monumental canallada.