Si no fuera por el drama horrendo que encierra la situación política venezolana, tras la crisis generada por el gobierno de Maduro, enumerar la cantidad de cosas que suceden en nuestro país, es demostración de la imposibilidad de aburrirse.
Toda la trama urdida por quienes se aferran ilegal, y abusivamente al poder, luego de haber perdido ampliamente las elecciones que ellos mismos convocaron de manera adelantada para sorprender a la oposición, terminó por sorprender a los artífices de la maniobra.
Hicieron una campaña ventajista hasta el hartazgo; abusiva del uso de los recursos del Estado al servicio del gobierno, y la campaña del candidato oficialista. Es decir, crearon la fusión Estado-Partido-Gobierno, como en todas las dictaduras.
Está claro que lo hacen porque son ¨dueños¨ de todas las instituciones, regaladas por el otrora sistemático llamado a la abstención por parte de la oposición.
Es bueno recordar que nos opusimos en su momento a la realización de la Primaria; a la participación en ella de candidatos inhabilitados; a que se hiciera sin la participación del CNE, porque consideramos que eran desafíos innecesarios contra el gobierno, y en su lugar, propusimos una candidatura de consenso encabezada por un político de jerarquía; ampliamente conocido interna e internacionalmente; capaz de manejarse y entenderse con todos los sectores, incluido el gobierno, y dispuesto a negociar anticipadamente, términos aceptables para todos los involucrados, con un acuerdo de gobernabilidad.
Propusimos entonces una fórmula parecida a lo ocurrido en Chile; Nicaragua; Polonia, y Sudáfrica, por solo mencionar cuatro, con garantías plenas de respeto mutuo. Nada de ello fue posible, y ya sabemos lo que ocurrió a continuación.
Sin embargo, es de destacar que el sector mayoritario de la oposición, finalmente decidió participar en las muy desiguales elecciones presidenciales, con lo cual, de alguna manera enmendaba sus errores del pasado. De tal suerte que esa es la realidad y como tal debe ser analizada.
Sufrieron toda clase de persecuciones; malos tratos; acoso a cuanto comercio, u hotel visitaban los líderes del movimiento. Golpes; destrucción de vehículos; secuestros, y desapariciones forzosas, y aun así, la respuesta de la ciudadana les fue adversa de manera abrumadora.
El CNE incumplió su rol ordenado por la CRBV, y la LOPRE; se fueron ilegalmente al TSJ para que les convalidaran con una sentencia de comiquitas, el atropello cometido por el presidente de ente electoral en abierta violación de todos los preceptos, y hoy luego de casi dos meses de haberse realizado la elección, todavía no han publicado los resultados. Una chapuza colosal.
Por si fuera poco, le ordenaron al Fiscal General de la República, militante del PSUV, una cacería inaceptable contra el candidato ganador, que no aceptó y lo declararon en desacato, para luego ordenar su detención.
El candidato ganador, Edmundo González Urrutia se refugió en la Embajada de los Países Bajos, y luego en la residencia del Embajador español; desde donde salió hacia territorio del Reino de España.
Todo lo acontecido desde entonces comporta la más estruendosa anomalía en cuanto a la actuación del gobierno venezolano, en complicidad con el español.
Tal como ya se sabe, el ganador de las elecciones venezolanas, ha sido obligado a firmar una carta elaborada por sus perseguidores bajo chantaje, y coacción, que ipso facto anula su contenido e intención, tal como ha denunciado la víctima desde su refugio europeo. Es bueno recordar a estos fines el texto del artículo 181 del Código Orgánico Procesal Penal, vigente, así como el texto del artículo 5 de la CRBV, respecto de la soberanía popular.
De manera que todo lo actuado por el gobierno venezolano en abierta complicidad con el de España, a través de su Embajador, es un escándalo de proporciones inaceptables por impúdicas.
La Vicepresidente venezolana violó el territorio español, habida cuenta de que pesan sobre ella sanciones que impiden su presencia en territorio europeo (segunda vez, recordemos el DelcyGate, y las maletas misteriosas en el aeropuerto de Barajas), y el Embajador prestó su residencia para un acto bochornoso de chantaje y coacción contra el ganador de las elecciones en Venezuela, convirtiéndose en cómplice necesario.
Todo este show deleznable pudo evitarse diciendo la verdad como le han sugerido amigos y adversarios internacionales. Hay que hablar y negociar una salida honorable, más que para los actores, por el nombre del país.
Es sencillo; que se publiquen las Actas, y el CNE cumpla su obligación constitucional, y si no se ponen de acuerdo, entonces que el Plan República dirigido por la FANB, ordene la exhibición del Sobre No.1 en el que consta toda la verdad de lo ocurrido. Ellos son garantes de la paz.
Hay que impedir la crisis socioeconómica que se profundizará si las cosas siguen como están; la huida descontrolada de más compatriotas, y el descrédito de la nación por la ingobernabilidad obvia. Es hora de actuar por el bien de la República.
@romanibarra