Raúl Ochoa Cuenca: La tortura en Venezuela es mayor de edad

Compartir

 

Prohibido olvidar

En el año 2013 el Parlamento de Venezuela ratificó la Ley Especial para Prevenir y Sancionar la Tortura y Otros Tratos Crueles, Inhumanos o Degradantes, entrando en vigencia el 22 de julio de ese mismo año.

Pero antes de continuar escribiendo sobre un tema que me provoca desagrado, tristeza y vergüenza, dada mi condición de ser humano, de padre y de ciudadano venezolano, creo necesario el recordar la definición de este flagelo:

Se entenderá por el término ‘tortura’ todo acto por el cual se inflija intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una confesión, de castigarla por un acto que haya cometido, o se sospeche que ha cometido, o de intimidar o coaccionar a esa persona o a otras, o por cualquier razón basada en cualquier tipo de discriminación, cuando dichos dolores o sufrimientos sean infligidos por un funcionario público u otra persona en el ejercicio de funciones públicas, a instigación suya, o con su consentimiento o aquiescencia. No se considerarán torturas los dolores o sufrimientos que sean consecuencia únicamente de sanciones legítimas o que sean inherentes o incidentales a éstas. Definición de tortura.

No podremos negar que es en esta aberración en lo único que el régimen de estos sujetos ha sido eficaz: la aplicación de la tortura como política de Estado a ese pueblo, que aquel          6 de diciembre del 1998 creyó en las mentiras de un encantador de serpientes: las mentiras de Hugo Chávez, porque él era uno de ellas, si obviamente, me refiero a las serpientes.

Después de haber revisto la definición de la tortura,  un crimen de lesa humanidad, recuerdo que hasta esa desgraciada fecha del año 1998, Venezuela había tenido dos dictadores durante el siglo XX, Juan Vicente Gómez, quien con sus compadres y cómplices gobernó hasta 1935 y Marcos Pérez Jiménez, quien nos humilló hasta el inicio del año 1958,.

Cuando creíamos que con Gómez y Pérez Jiménez en la patria de Bolívar y los Pinochet en la de San Martín, los Bordaberry en el Uruguay de Artigas y ya por último, los asesinos y creadores de los desaparecidos en la muy querida y admirada nación Argentina, quienes actuaron como buenos discípulos de Robert Louis Stevenson, en “El Dr Jekyll y Mr Hyde”, creíamos que esa vergüenza, denigrante y triste, no se repetiría nunca más.

Pero ocurrió lo impensable, helas, en Venezuela un crédulo pueblo, en las elecciones de diciembre del año 1998, con su voto decidió entregarle el país a un golpista y frustrado magnicida, lo que hoy, veinticinco años después, está considerado como el peor error que un pueblo y sus elites políticas y empresariales hayan podido decidir.

Me refiero a un régimen dirigido por cuasi analfabetas, si atención, que no solo me refiero a Maduro, incluyo también a Chávez en esta clasificación de elementos sin el conocimiento, ni el mínimo necesario, para una Primera Magistratura, pero manipulados y asesorados con fines inconfesables a cambio de entregar nuestros recursos a personas o Estados. A Cuba por ejemplo.

Creo importante para una mejor percepción de lo que está ocurriendo, y ese es el objeto de este trabajo, enseñar nuestro drama, reconociendo que el sentimiento de vergüenza no está ausente en este momento, al informar sobre estos reales sucesos de nuestro presente.

Ante lo que la mayoría de la población venezolana ha vivido desde el pasado 28 de julio, me parece interesante señalar la siguiente analogía: Una forma en que la Gestapo (El cuerpo de policía secreta militarizada del régimen nazista, equivalente a la Dirección General de Contrainteligencia Militar del régimen venezolano) llevaba a cabo su misión, consistía en hacer cumplir las leyes del régimen.

Algunas de estas leyes definían en términos amplios las críticas al régimen como amenazas a su seguridad. Por ejemplo, una ley promulgada en diciembre de 1934 declaró ilegales las críticas contra el gobierno y el régimen nazi en general. Contar chistes de Hitler (así como hoy de Maduro) era considerado como un “ataque malintencionado contra la seguridad del estado ” (en Venezuela el régimen lo llaman “delitos de odio”) y entonces podría resultar en un arresto por parte de la Gestapo, un juicio ante un tribunal especial e incluso encarcelamiento en un campo de concentración, (lo que estamos viendo, por ejemplo, en relación a 154 niños o adolescentes internados en un campo de concentración llamado “Tocorón”)  que es lo que actualmente en Venezuela corresponde a que en el teléfono celular el esbirro que ilegalmente detiene al ciudadano y lo controla y ve una crítica al gobierno de Maduro lo detienen con las consecuencias idénticas a lo que ocurría durante el III Reich.

La tortura en Venezuela es ya mayor de edad como practica de Estado, ya que todo apunta que fue Hugo Chávez el iniciador de esta macabra práctica. Maduro ha sido un continuador, siendo él y sus cuerpos represivos y sin duda alguna más letales y perversos que Chávez. No podemos olvidar que el aparato represivo de Maduro, es parte de la deshonrosa herencia que recibió de su antecesor y mentor Hugo Chávez Frias.

En 2003, en plena luna de miel entre los venezolanos de buena fe y Hugo Chávez, cuatro jóvenes militares vinculados a los soldados sublevados en la Plaza Altamira durante el paro petrolero de 2002 fueron asesinados. Zaida Peraza de 28 años, Darwin Argüello de 21, Ángel Salas de 21, y Félix Pinto de 22, fueron encontrados muertos en dos lugares diferentes de las afueras de Caracas, con signos todos de haber sido torturados.

Libertad Digital.com diario digital de España, en su edición del 9 de agosto del 2017, nos muestra a través de un trabajo de investigación, firmado por el periodista y economista Manuel Llamas, que en ese desgraciado año, se sucedieron más de 130 asesinatos, 4.000 heridos, 5.000 detenciones arbitrarias e infinidad de torturados. Es un informe donde Manuel Llamas le pone nombre y apellido a las víctimas de la represión, inspirada en Chávez y ejecutada, aumentada y mejorada de forma continua por Maduro y sus secuaces.

Así, este periodista denuncia que 101 personas fueron asesinadas directamente por los efectivos de seguridad del Estado (40%) o bien las bandas armadas chavistas (colectivos) que actúan al margen de la ley (52%). Según este periodista, al menos el 83% de estas muertes fueron por impacto de bala, solo durante el año 2017.

Pero hoy pareciera que se asoma un rayo de luz para el pueblo de Venezuela. Las reacciones que estamos viendo sucederse diariamente en el mundo, son alentadoras. Esperemos que pronto, muy pronto que ese discreto rayo de luz se convierta en un faro que ilumine las mentes de hombres de estado y de importantes líderes que puedan entender que de no actuar en tiempos breves, lo que hoy es una dictadura dirigida por unos maleantes y aún manejables, mañana se podría convertir en una catástrofe continental.

El resultado de las elecciones que se efectuaron el 28 de julio y su reconocimiento por parte del mundo, como está ocurriendo, especialmente por parte de las grandes potencias es muy importante para que le permita a ese hoy maltratado pueblo, comenzar a olvidar esta pesadilla que se mantiene activa las 24 horas del día. Las tortura y la muerte no se detienen, el número de presos políticos es in crescendo, la pobreza igualmente crece como el monte en las llanuras, el hambre camina a pasos agigantados y si el pueblo sale a la calle a protestar, simplemente lo acribillan a balazos,

Nadie, y me disculpo por lo taxativo de la afirmación, en forma sensata puede avizorar una solución cierta a esta situación, ni tampoco cuando mientras persistan, me permito, tres constantes:

La primera es la aparente decisión del régimen de permanecer inamovible a las exigencias de la mayoría del pueblo venezolano y de la comunidad internacional.

La segunda constante, y ya activa, es el segundo gran éxodo masivo. Este amenaza con aumentar la conflictividad de la nación venezolana, y la cual es de gran preocupación en los países vecinos que se ven en la, no deseada por ellos, probable necesidad de recibir nuevamente millones de venezolanos, muchos en pésimas condiciones humanas y lo cual se convertirá en una crisis humanitaria de imprevisible magnitud y consecuencias.

¿Y la tercera?, bueno esa es la que podría enlutar a toda una nación.

Anfi del Mar el 23 de septiembre del año 2024.

 

Traducción »