Repasar lo ocurrido desde octubre de 2023, pareciera un viaje a un pasado muy remoto. Han sido tantos los eventos que se han apretado en tan solo once meses, que las referencias importantes se pierden. El 23 de enero de 2024, María Corina Machado, ganadora de las primarias y cuya inhabilitación aún no había sido hecha pública por el régimen, anunció el lanzamiento de GANA, una magnífica idea.
La definió como una gran alianza nacional para obligar a Maduro a medirse en las elecciones y, luego, salvaguardar los votos de los venezolanos. En su alocución, pidió a los diversos sectores de la sociedad, incluyendo partidos políticos, maestros, médicos y trabajadores, unirseen el esfuerzo común por restaurar la democracia en el país. «Lo que ya arrancó, nada ni nadie lo va a parar; hoy la lucha es por la libertad», concluyó.
Tres días más tarde, el 26 de enero, el TSJ de Maduro anunció la inhabilitación de MCM para ser candidata. Lo que ocurrió en los meses siguientes fue una de las épicas civiles más importantes de nuestra historia reciente: MCM se convirtió en un vendaval que a su paso aglutinó a su alrededor una coalición popular de anchísima base (una GANA de millones de ciudadanos) dentro y fuera del país, y el 28 de julio, con la candidatura de Edmundo González Urrutia, aplastó electoralmente al chavismo. Más aún, esa gran alianza popular fue fundamental para realizar una tarea que parecía imposible: preservar las actas emitidas por el CNE, ordenarlas, digitalizarlas y publicarlas en internet. De esa manera, la verdad quedó evidenciada ante Venezuela y el mundo, la tiranía había sido derrotada de manera, pacífica, electoral y constitucional.
También se sabe que Maduro jugó la carta del “autosuicidio”. Desconoció el resultado, se burló de la soberanía popular, se declaró ganador y aplastó con las fuerzas militares y policiales las protestas populares. A partir de ese momento, una fecha comenzó a aparecer en el horizonte: 10 de enero de 2025. Ese día termina oficialmente la presidencia de Nicolás Maduro y comienza un nuevo período constitucional.
Edmundo González es el legítimamente llamado a ocupar la presidencia en esa fecha. Así lo sabe Venezuela y lo reconocen multitud de estados democráticos del mundo. Tanto EGU como MCM continúan, en medio de persecuciones y grandes dificultades, convocando voluntades y reuniendo apoyos para que se respete la voluntad soberana de los venezolanos. Esa lucha es muy dura y hay que pelearla con la desventaja de quienes no tienen, ni quieren tener, las armas.
No es tiempo de divisiones, es ahora cuando la idea de la gran alianza nacional recupera toda su vigencia. La oposición venezolana que derrotó a Maduro, que incluye a MCM y su partido Vente, a la Plataforma Unitaria y a millones de independientes, necesitan reactivarse. Si a los fines de la disputa electoral, se agregaron con el cemento del entusiasmo inmenso, expresado por los venezolanos de todos los estratos socioeconómicos, ahora habrá que recurrir a un trabajo político paciente y discreto para burlar a la represión dictatorial.
Tiempo hay. Las candidaturas a las elecciones de julio se inscribieron a mediados de abril y la campaña electoral, como tal, tomó menos de un mes. Para el 10 de enero de 2025 faltan más de tres meses, tiempo suficiente para levantar de nuevo esa alianza de vocación civilista que permita la asunción de EGU a la presidencia, es una necesidad para salvar a Venezuela.
El golpe a la soberanía por parte de Maduro, los dirigentes chavistas y militares que lo apoyan abrió una puerta –que sería de Pandora de ser una caja– que conduce al infierno de a la inestabilidad política y la ruina económica. Ellos parecieran no entender que después de su transgresión, Venezuela se convierte en un territorio sin leyes ni normas éticas que protejan a su gente, ellos incluidos.