Neuro Villalobos: Sobre el término “revolución”

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Las revoluciones terribles no solamente pretenden justificarse mediante la razón, sino fundarse en la ilusión de un precedente remoto, difícil de distinguir de la utopía. Ángel B. Viso.

Al hablar de la Escuela del Resentimiento, Harold Bloom se refiere a los estudiosos de la literatura que la analizan desde la perspectiva puramente estética, y que según él hacen lo mismo que los lémures, esos animalitos que ciegamente cuando uno se lanza por un precipicio todos lo siguen.

Los resentidos que nosotros conocemos no es que sean estudiosos sino que acostumbran a hacer lo segundo que se anota en este primer párrafo, es decir, hacen lo mismo que los lémures. El odio y la soberbia les brota por los poros y lo expresan cada vez que hablan. Nosotros tenemos, todavía, muchos lémures que hablan según el guión que el líder les señala. El pensamiento único que los regímenes totalitarios obligan a asumir y actuar en consecuencia, es un ejemplo de ese comportamiento.

Tenemos una larga clasificación de lémures según sea la tipología humana, sobre todo los que han hecho de la política sin principios el arte de lo posible. Son como las focas de esos parques de atracciones que tienen el agua al cuello y siguen aplaudiendo a pesar de que el país rueda por un profundo barranco.

Los resentidos buscan imponer la sumisión y no el compromiso, tal es el caso de la Venezuela roja, rojita que se nos quiere instalar en el país, donde las pandillas son un ejemplo gráfico del ejercicio del poder jerárquico y la sumisión que se establece entre sus miembros. Nos gobiernan pandillas que pretenden continuar en el poder de modo que no podemos esperar que los viles y mediocres se conviertan en seres virtuosos. En ellos no se puede producir la alquimia como la definen los musulmanes.

El desespero y el miedo se han apoderado del régimen desde que un pueblo decidido y valiente los echó del poder el pasado 28 de julio por la vía electoral. El mundo se les vino encima, literalmente hablando. El pueblo venezolano demostró que no es sumiso, que no es chivo manso, que no admite la imposición y que está asqueado de esta terrible situación, por lo que ha hecho brotar las pústulas del régimen, o mejor dicho, las ha hecho visibles, Utilizar la democracia para acabar con ella es el colmo de la aberración autocrática y del sentido cuartelario de la vida. La sociedad civil entiende que toda política decente no puede reducirse al antimilitarismo, pero como dice Savater, “sin antimilitarismo no creo que haya política decente.

“La democracia tiene necesariamente sus contenidos de valores irrenunciables como lo son el respeto a la existencia de cada individuo a vivir la vida con dignidad, y el respeto a ser de acuerdo a sus valores y principios éticos y morales. Querer glorificar algunas fechas, como la del 4 de febrero de 1992 como un gesto heroico sólo cabe en la mente fantasiosa de unos cuantos revoltosos, que se dicen llamar revolucionarios, es otro ejemplo delémures venezolanos. Fanáticos de la “Hugolatría” que pretenden hacer un reconocimiento inmerecido, propiciado y auspiciado por lamebotas de oficio y estimulado por la mediocridad de un ego desmedido.

Recomiendo se lean a Octavio Paz que desde el año 1982 ya hablaba de la vieja acepción del vocablo “revolución” como la primacía del pasado y del tiempo cíclico para concluir melancólico con ocasión de recibir el premio Tocqueville en Francia, en 1989, que “la revolución empieza como promesa, se disipa en agitaciones frenéticas y se congela en dictaduras sangrientas que son la negación del impulso que la encendió al nacer”.

Es tiempo de reflexionar y de innovar, sobre todo en el pensamiento. Sin embargo, si no se quiere ni siquiera pensar, aconsejo a los resentidos sociales releer a Marx con sentido analítico y asi podrán encontrar la crítica que dice Enrique Krauze parece haber sido hecha pensando en la Venezuela con la presencia de Chávez y Maduro: “La revolución del siglo XIX no puede sacar su poesía del pasado, sino solamente del porvenir… Lla revolución del siglo XIX debe dejar que los muertos entierren a sus muertos, para cobrar conciencia de su propio contenido.” Estamos en pleno siglo XXI por si no se han dado cuenta los compañeros “revolucionarios”.

nevillarin@gmail.com

 

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