Israel no puede bombardear el camino hacia la paz y, definitivamente, no se le debería permitir hacerlo con armas y municiones proporcionadas por Estados Unidos.
En una de sus obras más destacadas sobre el conflicto entre Israel y Palestina, titulada “El triángulo fatal”, el renombrado intelectual Noam Chomsky escribió: “Desde hace algún tiempo, me he visto obligado a concertar mis conferencias con mucha antelación. A veces se me pide que proporcione un título para una charla planificada con varios años de anticipación. He descubierto que hay un título que siempre funciona: ‘La crisis actual en Medio Oriente’. No se puede anticipar con exactitud qué crisis surgirá en el futuro, pero es casi seguro que alguna sucederá”.
Aunque Noam, a sus 95 años, se ha apartado de la vida pública, sus declaraciones de hace 35 años siguen siendo sorprendentemente actuales. Solo que ahora, Israel, con el apoyo de Estados Unidos, está avivando las llamas de lo que podría convertirse rápidamente en una guerra mucho más amplia.
Un año después del ataque que Hamás llevó a cabo en el sur de Israel, las fuerzas armadas israelíes continúan con sus bombardeos e incursiones militares en la Franja de Gaza y siguen manteniendo un férreo asedio sobre el enclave ocupado. Aquel 7 de octubre de 2023 hubo más de 1.100 muertos en Israel, mientras que el número oficial de víctimas mortales en Gaza desde entonces asciende a casi 42.000, aunque muchos expertos estiman que la cifra de fallecidos es en realidad mucho mayor. La información sobre la matanza en curso en Gaza está siendo en gran medida pasada por alto en este momento, ya que la atención internacional está centrada ahora en el Líbano. Sin embargo, el número de palestinos muertos aumenta día tras día con los incesantes ataques israelíes contra escuelas, edificios residenciales y campamentos de refugiados.
Esta semana, en tan solo 24 horas, Israel acabó con la vida de más de 100 personas en Gaza, de las cuales 51, entre ellas 12 menores, murieron en Jan Yunis. La Oficina de Medios del Gobierno de Gaza informó a la agencia de noticias turca Anadolu que, desde octubre de 2023, Israel ha erradicado “del registro civil a 902 familias palestinas completas al matar a todos sus miembros”. La oficina de medios también señaló que las fuerzas armadas israelíes han “exterminado a otras 1.364 familias palestinas, de las cuales solo queda vivo un único miembro, y […] a otras 3.472 familias en las que han matado a todos sus miembros excepto a dos”. Según se informa, Israel ha bombardeado recientemente un orfanato. Sin embargo, en un conflicto que ha dado origen al término “Wounded Child, No Surviving Family” —que en español significa “menor herido, sin familia sobreviviente”—, quizás toda la Franja de Gaza debería ser considerada un orfanato.
Mientras tanto, en el Líbano, Israel ha iniciado una incursión terrestre y ha aumentado la intensidad y el alcance de sus ataques aéreos. Esto ocurre después de que las fuerzas armadas israelíes asesinaran la semana pasada al líder de Hizbulá, Hassan Nasrallah, y de que miles de buscapersonas y “walkie-talkies” explotaran de manera repentina en el Líbano, en un ataque coordinado que mató a más de 35 personas y dejó heridas a más de 3.500.
Las autoridades libanesas estiman que el número de personas desplazadas ha ascendido a 1,2 millones, en un país de 5,8 millones de habitantes. Según informó la cadena de noticias NBC News, funcionarios de salud libaneses reportaron que, hasta el jueves, 1.300 personas habían muerto en el Líbano a causa de las operaciones militares israelíes. Mientras tanto, Israel informó que ocho de sus soldados murieron en el sur del Líbano en el marco de la operación militar.
En respuesta al asesinato de Nasrallah, Irán lanzó unos 180 misiles balísticos contra objetivos militares en Israel, sin que se registraran daños significativos.
El nuevo presidente de Irán, Masoud Pezeshkian, expresó tras el ataque: “No nos quedó otra opción que responder. Si Israel decide tomar represalias, se enfrentará a una reacción aún más severa”.
Por su parte, el ex primer ministro israelí Naftali Bennett dijo a la cadena de noticias CNN: “Ahora es cuando podemos atacar, porque Irán está completamente vulnerable. Es el momento para atacar a la República Islámica de Irán”.
El abogado libanés Nadim Houry, director ejecutivo de la organización Arab Reform Initiative, tiene un consejo sencillo para Israel: “No lo hagan”.
En una entrevista que mantuvo desde París con Democracy Now!, Houry expresó al respecto: “No lo hagan. Fracasarán. Han fracasado en el pasado. Sabemos que hay otro camino. Hay dos cuestiones centrales que, mientras no se resuelvan, no habrá paz en Medio Oriente. La primera es la cuestión de Palestina. Y la segunda, es un asunto que ha sido central para la región desde 1979, que es cuál es el lugar legítimo de Irán. […] Para que la región alcance una paz duradera, debemos resolver estas dos cuestiones”.
Nadim Houry también habló sobre la invasión estadounidense de Irak en 2003 y la afirmación de Estados Unidos e Israel acerca de que la ocupación de Irak dañaría en última instancia a Irán y cambiaría el panorama de Medio Oriente:
“Recuerdo que un Netanyahu más joven decía en ese momento en una audiencia en el Congreso estadounidense: ‘Todo va a estar bien. Irán va a perder. Va a haber democracia. Todos nos darán la bienvenida’. Bueno, pues no resultó exactamente así. Sí, Estados Unidos tenía un poder abrumador. Sí, Estados Unidos invadió y ocupó Irak. Pero la ocupación fue un desastre. Y hoy Irán es más fuerte que nunca”.
La semana pasada, la coalición de milicias chiíes llamada Resistencia Islámica en Irak atacó con un dron a Eilat, una ciudad del sur de Israel situada en las costas del mar Rojo. Los hutíes de Yemen, respaldados por Irán, dispararon misiles y drones contra Israel. En represalia, Israel bombardeó Yemen. Hamás sigue activo y Hizbulá está combatiendo donde es más fuerte, en su propio terreno.
Israel no puede bombardear el camino hacia la paz y, definitivamente, no se le debería permitir hacerlo con armas y municiones proporcionadas por Estados Unidos. Urge establecer un alto el fuego e iniciar negociaciones. Ya no hay más tiempo.