Pese a las duras palabras de la administración Biden sobre la democracia en Venezuela, las exportaciones de petróleo de ese país a Estados Unidos están creciendo y la licencia de Chevron acaba de ser renovada nuevamente.
En 1974, mientras investigaba un artículo sobre política de inmigración para la revista The Public Interest, hablé con un experto que describió la política estadounidense de esta manera: “No miren los discursos. Ni siquiera miren las leyes que están en los libros. El hecho es que la frontera está abierta. Si la gente quisiera cerrarla, la cerraría”. Así que la verdadera política es tener una frontera abierta, concluyó.
Esta historia me vino a la mente mientras pensaba en la verdadera política de la administración Biden hacia Venezuela.
La semana pasada, Bloomberg publicó una breve nota titulada “Las importaciones estadounidenses de petróleo venezolano son las más altas desde las sanciones de 2019”.
Analicé el informe “Petroleum Supply Monthly” de la Administración de Energía de Estados Unidos. Las importaciones de petróleo venezolano, que se redujeron a cero en 2020, aumentaron a 1.241.000 barriles en enero de 2023 y a 5.082.000 en diciembre de 2023. En 2024, alcanzaron los 6.387.000 barriles en abril, 7.472.000 en mayo, 6.783.000 en julio y aumentaron un tercio en julio hasta llegar a los 9.651.000 barriles.
Luego, el 1 de octubre, la administración Biden parece haber renovado la Licencia General 41, que permite a Chevron continuar sus actividades en Venezuela. Como escribió el experto legal venezolano José Ignacio Hernández en X, “Hoy, la Licencia General 41, que autoriza a #Chevron a realizar actividades petroleras, fue renovada automáticamente. A pesar de las prohibiciones, la empresa parece pagar regalías e impuestos al gobierno de Maduro. Sin transparencia”.
Ahora, imagínese que usted es el dictador venezolano Nicolás Maduro. Acaba de robar un mandato electo (el 28 de julio), obligó al ganador a exiliarse, tomó cuatro rehenes estadounidenses más y lanzó una nueva ola de brutalidad. Desde Washington llegan las condenas.
Pero si analizamos los datos sobre el petróleo, ¿hasta qué punto Estados Unidos se opone seriamente a su régimen cuando éste importa más petróleo venezolano cada mes y permite que Chevron siga trabajando? ¿Cuál es la verdadera política?
Los funcionarios de la administración Biden deberían avergonzarse de los datos petroleros y de la renovación de la Licencia General 41. Al presidente le bastaría un día para detener la importación de petróleo venezolano, como le ha pedido la oposición democrática. El hecho de no hacerlo de inmediato es inexplicable y socava las fuerzas democráticas en Venezuela. Biden y su secretaria de Estado dijeron una vez que los derechos humanos estarían en el centro de su política exterior. Les quedan solo cuatro meses para darnos algunas pruebas.