Luis Manuel Aguana: Entre cohabitadores te veas

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¿Es posible alguna negociación con el régimen de Nicolás Maduro Moros después del 28 de julio? La pregunta viene a cuento porque se están cocinando  posibles “soluciones” en el exterior a la crisis política venezolana, que pasan por la figura de “compartir” el gobierno del país con una tiranía que se robó las elecciones el 28 de julio. Y de allí la pregunta: ¿es todavía posible una negociación como la que planteara hace dos años Luis Almagro, Secretario General de la Organización de Estados Americanos, OEA? Efectivamente, en julio de 2022, Almagro planteaba directamente un Gobierno Colegiado con la narco-tiranía de Nicolás Maduro Moros, basándose en la supuesta imposibilidad de removerla en una negociación:

El objetivo de la salida de Maduro transformó a cada negociación en un juego de suma cero que terminaba siendo imposible: ni la salida de Maduro en una negociación ni una elección que pudiera significar su salida. Como todavía parece ser irrealista ese objetivo de algunos, entonces una negociación en ese contexto obviamente no puede ser cómo se saca a Maduro, sino cómo sigue. Esto implica cohabitación. La cohabitación es un ejercicio para el cual no he visto prácticamente a nadie preparado en Venezuela. Pero eso lo hace aún más necesario, en el sentido de que implica un ejercicio de diálogo político real, de institucionalidad compartida, de poderes del Estado compartidos.” (ver:  Luis Almagro, El infierno del sendero que jamás se bifurca).

Publiqué dos notas en reacción a esa propuesta (ver: Las 4 etapas del artículo de Almagro, y De Peñalver a Almagro, todavía no somos suizos) sugiriendo la inviabilidad cultural de semejante curso de acción. Todavía pienso exactamente igual y más aun, luego del drástico cambio en el contexto político venezolano desde el 2022.

Si en aquel momento en que el Secretario General de la OEA proponía esa solución,  al menos esta podría ser discutible EN ESE MOMENTO porque no había sido posible llegar a ninguna salida con el régimen debido a que, como el mismo Almagro indicaba en su artículo, “Es muy difícil ir a un proceso electoral dudoso que simplemente asegure la continuidad de lo que tenemos ahora con legitimidad inexistente o dudosa (pero que obviamente espera contar con la complacencia de muchos —el azúcar pica los dientes—)”.

Pero TERMINAMOS YENDO A ESE DIFÍCIL PROCESO ELECTORAL mencionado, pero en los términos del régimen, sin garantía alguna el 28 de julio de 2024, y la oposición resulto victoriosa con mayoría abrumadora, como se ha demostrado ampliamente, dejando muy atrás el lugar común que se recitaba como un mantra en el exterior de que estábamos polarizados. Ya demostramos que no existe tal polarización y toda Venezuela rechaza el régimen nefasto de Nicolás Maduro Moros. Y aun así se mantiene en el poder por la fuerza.

Sin embargo, de nuevo, esta propuesta de cohabitación con Gobierno Colegiado fue sacada del baúl en fecha reciente por Gonzalo Koncke, jefe de Gabinete de Luis Almagro en la Organización de Estados Americanos, OEA, de acuerdo a declaraciones realizadas por Koncke al Director de Infobae América, Laureano Pérez Izquierdo:

 “Y por otro lado, hemos insistido en el Gobierno Colegiado, como única forma de gobierno de transición democrática en Venezuela. El juego del todo o nada es equivalente a nada para el pueblo. Cuando uno percibe que todo el mundo quiere el 100% en Venezuela se da cuenta donde radica el problema político. Por supuesto esto requiere trabajo y no es de generación espontánea. Fundamentalmente porque nadie está dispuesto a compartir nada.” (ver: Infobae, Gonzalo Kon).

En este punto debemos recalcar que la solución de “cohabitación” con Gobierno Colegiado expuesta por Luis Almagro en el contexto político de 2022, no debe ni puede ser la misma si se realiza luego de un golpe de Estado a la Soberanía Popular perpetrado por el narco régimen de Nicolás Maduro Moros y rechazado por gran parte de la Comunidad Internacional. Koncke se quedó con la propuesta de Almagro de 2022 sin considerar los graves hechos acaecidos en Venezuela en la madrugada del 29 de julio de 2024, ampliamente registrados por la observación de la ONU y el Centro Carter. ¿Y si no puede ni debe ser la misma, que hay detrás de todo eso?

La respuesta nos viene de Colombia. Gustavo Petro eludió la propuesta del Congreso de su país de reconocer a Edmundo González Urrutia como vencedor indiscutible de las elecciones venezolanas del 28 de julio, indicando “…El congreso de Colombia, por ordenamiento constitucional, no puede exigirle al presidente posiciones en materia de política internacional. La proposición es una solicitud y la estudiaré dentro de las decisiones que tengo que tomar siempre consultando, antes que nada, el interés general de la sociedad colombiana.” (ver: Post de @petrogustavo del 25 de septiembre en X (Twitter)

¿Y qué es para Petro “el interés general de la sociedad colombiana” para Venezuela? Adivinaron, la cohabitación con Nicolás Maduro Moros. Petro se niega a reconocer la voluntad popular de los venezolanos y presenta su propia propuesta de cohabitación para salvarle el cuello a Maduro -y en cierta medida su propio cuello- en los siguientes términos:

La idea central del gobierno colombiano consiste en que el oficialismo y la oposición en Venezuela lleguen a un acuerdo para compartir el poder. Inspirado en la experiencia del Frente Nacional en Colombia, el presidente Petro ha señalado que este modelo podría ser una solución transitoria para Venezuela. Según lo planteado, el acuerdo de cohabitación tendría una duración de seis años, con periodos de tres años para cada facción, bajo la supervisión de organismos internacionales y el compromiso de realizar elecciones transparentes. Este plan contempla el levantamiento progresivo de las sanciones internacionales impuestas a Venezuela, a cambio de garantías políticas y de gobernabilidad que beneficien tanto al chavismo como a la oposición.

Para asegurar la viabilidad de la propuesta, el gobierno colombiano está buscando el respaldo de actores internacionales clave. Entre los involucrados en las gestiones se encuentran el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y países como Cuba, China y Rusia, quienes juegan un papel relevante en la política venezolana. También se espera la participación de la Organización de Estados Americanos (OEA), cuyo secretario general, Luis Almagro, ha expresado un interés creciente en la idea de un gobierno compartido en Venezuela, pese a su postura crítica anterior frente al régimen de Maduro. La cohabitación, como sugiere Almagro, no es un ejercicio sencillo, pero es fundamental para establecer un diálogo real y una institucionalidad compartida que beneficie a todos los actores políticos” (ver: El Venezolano- Colombia, Plan de Petro para una transición democrática en Venezuela) (resaltado nuestro).

¿Es posible “compartir el poder” con quienes fueron barridos por el pueblo venezolano en unas elecciones y dieron un golpe para mantenerse allí? Solamente en la mente acorralada del Presidente colombiano, que requiere de Maduro para sostener un estado de cosas en la región. Y ese estado de cosas no puede ser otro que la guerrilla, el narcotráfico y la postración económica de los venezolanos, todos ellos aliados naturales del Presidente Petro. No creo que en el interés del pueblo colombiano, como argumento de su post del 25 de septiembre, se encuentre la profundización de la migración venezolana hacia las fronteras de Colombia y la misma presencia de Petro en el poder.

Nótese que Petro busca apoyos a esa propuesta en China y Rusia (¡vuelven a salir esos países!), miembros permanentes del Consejo de Seguridad y Luis Almagro en la OEA, quien ya se pronunciara en el 2022 con relación a ella, y aparentemente también ahora a través de su jefe de gabinete, Gonzalo Koncke, quien hiciera esa declaración por la OEA. Tal vez a esa propuesta de Petro se sumen Brasil y México, quienes todavía insisten que Maduro muestre unas actas que solo probarían que perdió las elecciones y que debe entregar el poder.

Nos estamos viendo entonces entre cohabitadores internacionales que aún persisten en ignorar una realidad evidente, buscando estirar la presencia de Maduro en el poder, a costa y contravía de lo que decidimos lo venezolanos el 28 de julio de 2024. Si la dirigencia opositora en manos de María Corina Machado es consistente con la promesa de hacer respetar el resultado del 28 de julio, no tendremos que preocuparnos por lo que Petro proponga o deje de proponer.

Pero si por alguna razón nos salimos un milímetro de eso en una negociación, al estilo de los antiguos negociadores de la Plataforma Unitaria, que le entregaron todo al régimen, comenzando por reconocerlo, pisaremos esa concha de mango, porque el mundo se volcará hacia ella debido a que “eso es lo que quieren los venezolanos” en el ánimo generalizado de la Comunidad Internacional de “terminar con el conflicto” de Venezuela. ¡Cuidado con eso! Esta triste propuesta de Petro nos recuerda que ya es hora de un cambio radical de las caras negociadores de la nueva oposición del 28 de julio…

 

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