Rocío Márquez: La política en bocados. La Mediatización de la política (II)

Compartir

 

En el texto anterior reflexionamos sobre la espectacularización de la política como uno de los rasgos que caracterizan la transformación de la política en la sociedad mediatizada.

Una nueva forma de hacer política se ha impuesto, moldeada en gran medida por la omnipresencia de los medios de comunicación.

La inmediatez, la fragmentación y la adaptación a los formatos propios de la cultura digital distinguen la nueva forma de hacer política hoy en día.

Política en bocados

Gracias a las redes sociales, la cultura snack se ha consolidado. Carlos Scolari (2020) plantea en su libro titulado, precisamente, Cultura snack, cómo se han impuesto los formatos breves en la comunicación.

La multiplicación de los medios, de los contenidos y los formatos trajeron como consecuencia el culto a las piezas breves, propias de la cultura snack: Tuits, memes, cápsulas informativas, videos de TikTok y de Instagram, etc. Todos pequeños bocados —como señala Scolari— devorados entre 30 segundos y un minuto máximo.

Ello ha contribuido con la espectacularización de la política. Marketing, imagen, contenidos que apelan a las emociones. Todos estos elementos confluyen para armar el show dirigido a un público que puede interactuar directamente con los políticos y que está dispuesto a hacerlo. ¿El mensaje? Breve, adaptado a los formatos de las redes sociales digitales, con hashtags, emojis y lenguaje sencillo para conectar.

También con menor profundidad. Los mensajes cortos y llamativos reafirman la inmediatez y la espectacularización, y dejan fuera del espacio de conversación los argumentos sólidos y complejos; en otras palabras, lo que no vende.

Asimismo, se profundiza la polarización. Los formatos breves contribuyen con la simplificación de los mensajes y la polarización de las opiniones. Ello dificulta el diálogo, el consenso y el pensamiento crítico.

¿Hay oportunidades en la mediatización de la política?

Por supuesto.A pesar de todo lo anterior, la mediatización también genera oportunidades. Por ejemplo, mayor participación ciudadana.

Las redes sociales han facilitado la participación de los ciudadanos en la vida política, permitiéndoles expresar opiniones de manera directa, e incluso movilizarse en torno a causas comunes.

Igualmente, se han ampliado los canales de participación y hay acceso a una mayor cantidad de información.

Ello, sin contar con que actores políticos han podido superar la censura de los gobiernos, posicionando sus mensajes a través de sus propias cuentas en redes sociales, o a través de los influencers.

¿Desafíos?

¡Muchos! Además de los que ya hemos comentado, la búsqueda constante de likes, la necesidad de conseguir seguidores y la fragmentación de la información provocan la proliferación de los bulos o información falsa. Con ello, la desinformación se convierte en un mal de la sociedad mediatizada, con la cual se puede manipular la opinión pública, incrementar la polarización social y socavar la confianza en las instituciones.

Comunicadora social. Doctora en Ciencias Humanas. Directora de la Escuela de Comunicación Social, ULA Táchira.

 

Traducción »