No sé puede desatar un nudo sin saber de que está hecho. Aristóteles.
Cuando Alejandro Magno, el mejor pupilo que tuvo Aristóteles, conquistó Frigia, se enfrentó al nudo gordiano sobre el que recaía la profecía de que aquél que fuera capaz de desatarlo conquistaría el Asia entera. Alejandro lo cortó con su espada de un solo tajo, diciendo que tanto monta cortar como desatar, frase que le pareció tan buena a Fernando el Católico que la usó como lema. Esa metáfora del Nudo Gordiano es utilizada con frecuencia para expresar que nos encontramos ante un problema de difícil solución.
El nudo que se nos presenta a los venezolanos va más allá de un planteamiento paradigmático o de un dilema propio de la mitología griega: Nuestro país es hoy un enorme nudo gordiano de hilos entrelazados que conforman una complejísima, gruesa y asfixiante red que cubre la conciencia de muchísimos compatriotas. Unos, recipiendarios de vergonzosas dádivas que llegan al voleo; y otros, portadores de amelladas espadas que perdieron su filo de tanto cortar virtudes.
Cosas veredes Sancho, decía El Quijote. El nudo gordiano no se ha desatado aún, a pesar del certero machetazo que el 80 % de los venezolanos que si sabían de que está hecho el nudo que nos ata… ¿Estaremos en presencia de un nuevo acto como el que escenificó Alejando Magno el 333 A de C, en su conquista de Frigia, cuando optó por la postura tajante de cortarlo, alegando que, para conquistar el imperio universal, según decía la leyenda, era lo mismo que desatarlo?
Así las cosas, este nudo que atropelladamente anticipan los habituales escépticos para el 10/01, no puede desatarse tan solo con pensamiento lógico.
Recordamos entonces que el asunto del enredado nudo sólo era posible de resolver mediante un corte tajante y que los “dioses aprobaban” tal solución como una manera válida de resolver el asunto.
Lo habitual de los nudos gordianos es que necesitan soluciones fuera de su propia disyuntiva, es decir, soluciones diferentes, propias de lo que algunos llaman “pensamiento lateral”.
Cortar el nudo gordiano es, por ejemplo, remontarse por encima de una discusión interminable y resolver la cuestión de una manera que se sale un poco de lo esperado, que cambia las reglas del juego, o en la que nadie había pensado pero que una vez aplicada se logra el objetivo.
Uno de los más ilustres politólogos – Norberto Bobbio – dejó anotado: “Para deshacer nudos hace falta inteligencia; para cortarlos, basta una espada”. Si queremos deshacer nudos, tenemos que empezar por cambiar nuestra actitud y dejar de lado la presunción de imposibilidad ante las duras realidades.
Este ” Nudo Gordiano Autóctono” viene con la traba del recurrente escepticismo (“No hay solución; está gente no va a entregar; no hay salida posible, así está escrito …”) o el nefasto pesimismo (“No hay que protestar; esto no se logrará; será todo en vano”). Es entonces cuando nos viene a la mente Alejandro Magno y su determinante expresión: Da lo mismo (tanto monta) cortar como desatar, que nos invita, en nombre de la dignidad de nuestra Nación, a poner en retirada a los pensamientos derrotistas, agoreros y prejuiciosos, “cortando por lo sano” con esos pensamientos que nos desvían del emancipador objetivo, mediante la perseverancia y el esfuerzo inteligente y coherente.