Carlos Ñáñez: Un archipiélago babelizante, los giros de la lengua de la involución

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Para ser felices se necesitan dos cosas: El temor de un mal futuro y el recuerdo de un mal pasado. Séneca.

La absurda Venezuela del madurismo es una suerte de Torre de Babel tropical, en la cual no es que hablan varias lenguas, se apela al uso de una lengua que ulula dislates, amoralidades y es pletórica en pobrezas léxicas, que definen una inmensa pobreza de la gnosis y del alma. Sólo basta ver la inocultable represión de un régimen que se ve desnudo frente al fraude inmenso cometido en las pasadas elecciones del 28 de julio. La barbarie los ha llevado a encarcelar a niños y adolescentes, violando  el sistema de protección dispuesto en la Ley orgánica de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes. Pero no sólo los niños, cientos de inocentes están secuestrados en las ergástulas de un régimen que se vale de la confusión de una población aterrada.

El sistema electoral, tan cuestionado, los atrapó de manera horrida. Los dejó desnudos frente a una épica avalancha de votos que mostró la necesidad de un cambio ingente y urgente para un país en terapia intensiva: Para una sociedad hastiada de las violaciones a la dignidad humana, una masa electoral que compelida por la necesidad de vivir en paz, en libertad y en dignidad, votó para que gobiernen los mejores, cese la meritocracia y regresen las virtudes.

En este orden de ideas, esta premonición de lo que supondría Chávez y el chavismo para el país fue recopilada en la última entrevista que le hicieran al Dr. Arturo Uslar Pietri, conciencia moral del país y voz no siempre escuchada, muchas veces repudiada, por la carga ilocutiva de su discurso. “Lo trágico es el nivel de la gente que nos gobierna. Este es un país muy infortunado, este era un país muy pobre muy atrasado, inestable, lleno de golpes de Estado y revoluciones y, además apareció esta riqueza inmensa del petróleo en manos del Estado, que provocó una distorsión total” (Pietri, Uslar; citado por Arraíz, Rafael., 2003, pág. 57).

La angustia del Dr. Uslar en el año 2000 se  convirtió en una indefectible realidad, producto del ascenso del caudillo de cara pintada al poder. Esto aunado a la ausencia del pulso democrático de una sociedad que decidió crear a un vengador, que terminó comiéndose a todo el país. Las revoluciones se tragan a sus progenitores y adláteres y esta, no es la excepción.

Tampoco lo fue en el rotundo fracaso económico de un país inmerso en la pobreza, en la destrucción de la moneda, en la incertidumbre cambiaria y en la eclosión de la perversión total. Es la ruindad hecha gobierno, la incertidumbre carcome, la inexistente institucionalidad de un fardo sangrante trocado en país. Las brechas cambiarias se ubican en 21,02%, manifestando la costosa e insuficiente capacidad del Banco Central para cumplir su rol constitucional e institucional- Estamos sumidos en una regresión institucional, que hace imposible la estabilidad económica, eso imposibilita al bienestar. “Sin instituciones no hay economía” (North, 1998).

La robustez de las  instituciones deviene prosperidad. Esto es tan real, que el premio Nobel del 2024 recayó en tres economistas estudiosos de la relación entre instituciones y prosperidad, en el vínculo entre la estructura y robustez de las instituciones, para producir bienestar. Me refiero a los académicos Acemoglu, Robinson y Johnson. Los estudios de Acemoglu y el historicista Robinson explican la naturaleza y causa del fracaso de las naciones, su estrepitosa caída y todos los factores del fracaso los tenemos en la Venezuela del chavismo.

Finalmente, somos esa torre de una lengua y mil morales, una argamasa abyecta de imposturas, de fotos líquidas, de poses con el tirano y sus esbirro. Un país de pactos entre las virtudes deformes y los vicios más repudiables, una suerte de triunfo de las piérides. Somos ese reino de Macedonia de la mitología griega, en donde gobernaba Piero y Euménides. Allí se sabotearon los procesos de totalización de un acto  electoral invadido por el mal, que intentó frenar a un tsunami de votos, con un frágil cálculo, realizado sobre una endeble servilleta. No tomó en cuenta la elemental desagregación estadística de las actas, que gritan verdades, con números que no se pueden torturar y códigos que señalan al mentiroso y avieso arbitro. Ese que les sirvió para esta victoria irreal, inexistente y ridícula, que es repudiada por todos y solo les deja el atajo de la cárcel y del terror.

¡La justicia prevalece, la justicia vence y se impone!, solo nos resta esperar el desenlace de este nudo Gordiano cortado por la espada de Themis, la justicia.

Referencias:

North, D. (1998). Nueva Economía Institucional. México: Mac Graw Hill.

Pietri, Uslar; citado por Arraíz, Rafael. (2003). Venezuela en terapia intensiva. Caracas: Alfa Editorial.

X @carlosnanezr – IG@nanezc

 

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