Raúl Ochoa Cuenca: El inefable Evo Morales

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La victoria de Arce en Bolivia ¿Triunfo de la Democracia? Este fue el título que le di a un artículo del día 21 de octubre del año 2021, deseando significar que en Bolivia, con la victoria de un profesor universitario y con estudios de postgrado en una universidad inglesa, se podría voltear página y dejar atrás los caprichos y los errores de un caudillo salido de los sembradíos de coca de la Cochabamba boliviana.

Igualmente expresé mis reservas a una constante que expresaba la mayoría de mis compañeros de ruta en Venezuela, afirmando que la victoria de Luis Arce era la victoria de Evo Morales. Yo realmente tengo mis dudas de catalogar la victoria del MAS con Arce de Presidente como la victoria de Evo Morales. Les propongo como primer paso en este sucinto análisis, enterarnos de quién es el nuevo presidente de Bolivia y analicemos, aunque someramente, las razones electorales de su victoria.

Luis Arce es un hombre que tenía 57 años en el 2020, economista y contador, egresado de la Universidad Mayor de San Andrés de la Paz en 1995 y entre los años 1996 y 1997 obtuvo un Máster en Ciencias Económicas (MSc in Economics) de la Universidad de Warwick en la ciudad británica de Coventry”. Esta reflexión, ya hoy con casi 4 años de haberla escrito, expresaba mi convicción así como la otros analistas de ver en Luis Arce como una pieza de recambio, nuevo, con fuerza y con ideas frescas, consecuencia de sus estudios en Inglaterra, la cuna del capitalismo y de sus sólidas instituciones.

Creía en ese momento que el presidente Arce, por su edad, su vasta experiencia ministerial, ya que fue ministro de Economía y Finanzas Públicas de Bolivia entre 2006 y 2017, y posteriormente  nueve meses durante el año 2019 y siendo reconocido como el padre del crecimiento económico de Bolivia durante el gobierno de Evo Morales, saliendo él victorioso en esas elecciones del 18 de octubre del 2020 y por el hecho incontestable de tener una sólida formación académica, ejercería esa primera magistratura con decoro y sobre todo enmarcada dentro de los parámetros democráticos, sistema el cual él había conocido de forma inequívoca durante su experiencia en su paso por la universidad de Warwick..

Cuando el hoy presidente Arce accede al ministerio de Finanzas boliviano en el año 2007 consigue un PIB per cápita de U.s $977, mientras durante el último ministerio de Arce, en el 2019 fue de US $3124. En ese mismo periodo en la Venezuela petrolera, la de Chavez y Maduro, el PIB per cápita fue inferior al de esa nación hoy aquí analizada: US $2897.

No deja de tener cierta importancia en recordar que durante los inicios de los años 90, Bolivia era el tercer país más pobre del mundo junto con Haití y Sudán. Según el portal elEconomista.es en el periodo 1999 al año 2006, el gobierno de Hugo Chavez                      (léase pueblo de Venezuela) le había concedido préstamos a fondo perdido al Estado Plurinacional de Bolivia de hasta 2 mil millones de dólares. El presidente Evo Morales, en una intervención en la Cámara de Diputados de ese país, afirmó que se estaba discutiendo con el presidente Chavez la posibilidad de que se considerase esa deuda como un regalo del pueblo venezolano al pueblo boliviano, enmarcado en el concepto de la solidaridad de los pueblos. (Sic)

Si, apreciados lectores, hoy podemos constatar que mi interpretación de lo que podría suceder en Bolivia a partir de esa victoria (18 de octubre del 2020) podría ser considerada como demasiado optimista, pero no totalmente equivocada. Con grandes veleidades de parte de Arce hacia un gobierno el autoritario, aun Bolivia mantiene una separación de poderes y cierta fuerza en sus instituciones.

Por ejemplo, me temo que el presidente Luis Arce perdió una excelente oportunidad de haber pasado a la historia desde el mismo inicio de su mandato: podría haber iniciado un proceso de pacificación y perdón dando una muestra de su magnanimidad indultando a la ex presidente Leañez y a un par de otros acusados del llamado golpe de estado de noviembre del año 2019 y no permitir que los lobos de Cochabamba, complacieran la sed de venganza de Evo Morales.

La situación que se observa en estos días de octubre, con la crisis financiera entendiendo que esta ha sido provocada por cuatro factores tradicionales como elementos precursores de una crisis financiera: aumentos sostenidos de la deuda (pública o privada), grandes déficits en cuenta corriente, desaceleración de la actividad económica real y un aumento considerable en los precios de los activos.

La grieta quedó de manifiesto en septiembre de 2023, cuando Morales anunció su candidatura presidencial para las elecciones de 2025, desafiando abiertamente a Arce, de quien se espera que busque la reelección. El exmandatario acusó al gobierno de intentar frenar su candidatura. Y ha amenazado con que habrá una “convulsión” en Bolivia si es que lo inhabilitan. Todo indica en que la reacción de Morales pareciera estar inspirada en la consigna de Maduro, si no gano será un baño de sangre.

Si, efectivamente, poco tiempo después de la toma de posesión de Luis Arce, el Tribunal Supremo de Justicia de Bolivia dictó prisión preventiva por cuatro meses para la ex presidente Jeanine Añez y sus ministros. La acusan de “sedición, terrorismo y conspiración” durante la crisis de 2019, provocada por el fraude en las elecciones. La respuesta del ex Presidente no se hizo esperar y denunció que el partido de Evo Morales “decide y el sistema judicial obedece». Y yo agrego: exactamente igual como lo ocurrido en Venezuela durante los últimos 25 años, no solo con la magistratura de primer grado, han penetrado y controlan en forma total y absoluta el TSJ, el cual ha sido presidido en dos oportunidades por un asesino confeso.

«Como hemos denunciado, el MAS decide y el sistema judicial obedece: me envían 4 meses detenida para esperar el juicio por un «golpe» que nunca ocurrió. Desde aquí llamo a Bolivia a tener fe y esperanza. Un día, entre todos, levantaremos una Bolivia mejor». Fueron las palabras de la ex presidente Añez, a quien hoy acusan, igualmente como ocurre en la Venezuela de Maduro, de los delitos que todo resiste: Sedición y Terrorismo. Pero no fueron solo 4 meses de prisión preventiva que le aplicaron al ex Presidente Añez en aquel momento.

El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Bolivia, alto tribunal este, aparentemente, con los mismos criterios de equidad e independencia que el TSJ de Venezuela, confirmó el viernes 22 de diciembre del año pasado (2023) la condena de 10 años de prisión a la expresidenta interina Jeanine Áñez, por el caso relacionado con su tumultuosa llegada al poder en 2019 en medio de una profunda crisis política.

Vale recordar, caros lectores, que Luis Arce se alzó con una victoria aplastante en contra del representante de los partidos realmente democráticos representados por el ex Presidente Carlos Meza, ganando en la primera vuelta con el 55.1% de los votos el 18 de octubre del 2020.

No obstante esta Bolivia que hoy transita un mundo lleno de vicisitudes y sorpresas, aun abrigo la creencia que no toda la fundamental institucionalidad está perdida.

Todo indica que la influencia del ex Presidente Evo Morales sigue siendo muy importante en el estado plurinacional de Bolivia y me permito sostener que el futuro a corto plazo de ese país está muy relacionado con la posibilidad de que se encuentre una salida a la horrible situación política, social y económica de Venezuela.

Así hoy podemos ver que Morales más que un ex presidente es un agitador al ver que no tiene seguro nada. Viene señalado por ser a través de manipulaciones legislativas en buena parte responsable por la crisis social y financiera que vive Bolivia.

La situación que se observa en estos días de octubre, con la crisis financiera entendiendo que esta ha sido provocada por cuatro factores tradicionales que anteceden una crisis financiera: aumentos sostenidos de la deuda (pública o privada), grandes déficits en cuenta corriente, desaceleración de la actividad económica real y un aumento considerable en los precios de los activos.

La grieta quedó de manifiesto en septiembre de 2023, cuando Morales anunció su candidatura presidencial para las elecciones de 2025, desafiando abiertamente a Arce, de quien se espera que busque la reelección. El exmandatario acusó al gobierno de intentar frenar su candidatura. Y ha amenazado con que habrá una “convulsión” en Bolivia si lo inhabilitan. Todo indica que la reacción de Morales pareciera estar inspirada en la consigna de Maduro, antes del 28 de julio: si no gano será un baño de sangre.

He dejado para las últimas líneas el necesario, también muy sucinto análisis de la situación que atraviesa el ex presidente Evo Morales,  al estar siendo investigado ante acusaciones de violencia y abuso sexual sobre niñas de muy corta edad. La denuncia ha sido incoada por varias organizaciones defensoras de los derechos de la infancia de Bolivia.

Este no es un caso que pueda circunscribirse al ámbito de la regular administración de justicia, simplemente porque es un ex presidente de la República y probablemente la mayor referencia política de la sociedad boliviana. Me permito afirmar que este caso, si se desarrolla y todo apunta hacia ello, será un elemento que decidirá buena parte del futuro político- institucional de esa querida nación.

Evo Morales se ha atrincherado en las vastas zonas del altiplano boliviano para así ¿evadir? que los órganos auxiliares de justicia cumplan con su deber de hacer efectivo un decreto de orden de aprehensión, como consecuencia de su decisión de negarse a comparecer ante la fiscalía que lleva el caso antes mencionado. Si, el Señor Morales es sospechoso de violar a una menor de 16 años, convertida nueve meses después en madre. Morales se ha negado a efectuarse una prueba de ADN.

Veremos con este proceso, cual es de vital importancia para que el gobierno de Luis Arce y las instituciones bolivianas en general, le digan a el mundo si la influencia negativa de los sátrapas de Venezuela y Cuba en Bolivia pasa la página, y entonces es hoy una nación gobernada por la civilidad y la honorabilidad o un país a los pies de un dictador con aparentes conductas colindantes con una sana salud mental.

Anfi del Mar el 21 de octubre del año 2024.

 

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