A veces un nuevo crimen –entre muchos– pudiera significar un punto de inflexión; y así lo evidencia la historia de la humanidad.
La guerra civil española se originó con un punto de quiebre, el vil asesinato del diputado José Calvo Sotelo a manos de los republicanos españoles.
La Primera Guerra Mundial se dibujó sangrientamente desde el asesinato del archiduque Francisco Fernando, el 28 de junio de 1914, en Sarajevo, capital de la provincia imperial de Bosnia y Herzegovina.
Mucho antes que estos episodios, el asesinato abierto y en pleno senado de Julio César en la antigua Roma trajo consigo una cadena de enfrentamientos entre los partidarios de éste, Marco Antonio, Octavio y Lépido contra los líderes de los asesinos del “César”, Casio y Brutus.
Y más recientemente, la llamada «Primavera Árabe» hizo explotar una ola de protestas sin precedentes en Egipto, Yemen, Bahréin, Libia y Siria en 2010 porque un vendedor ambulante (Mohamed Bouazizi) fue despojado por la policía de sus mercancías y se inmoló en forma de protesta.
Y ustedes se preguntarán ¿a qué se debe esta clase de historia? Pues, lo que acabamos de ver con el caso de Edwin Santos, en El Nula, estado Apure, pudiera significar una bifurcación histórica, pues el caso es mucho más grave de lo que se ha denunciado.
Ya no hay ningún asomo de dudas, Edwin fue asesinado. Un homicidio que a todas luces ha impactado al mundo entero.
Y no quiero que se me malinterprete. No estoy diciendo que ese vil crimen vaya a despertar una situación bélica o de enfrentamiento en el país –como en los casos históricos citados–, sin embargo, yo sí creo que tal hecho va a significar un antes y un después.
Es decir, será un punto medio entre un final y un comienzo.
Será el final de las dudas, de las medias verdades, de la tibieza internacional (en algunos aspectos), y será el inicio de una situación más compleja para el régimen venezolano.
Ya no hay excusas de los órganos internacionales para que actúen sobre el caso venezolano; ya no hay excusas para que no se cumpla la orden de captura internacional contra Maduro.
¿Qué va a esperar la Corte Penal Internacional? ¿Qué va esperar Karim Khan para actuar?
Lo de Edwin no es un caso aislado, sino que forma parte de una cadena de hechos que abarca episodios como los de Rodolfo González, Carlos Andrés García, Rafael Arreaza Soto, Fernando Albán, Fernando Martínez, Rafael Acosta Arévalo, Virgilio Jiménez, Pedro Pablo Santana, Salvador Franco, Gabriel Medina y Raúl Isaías Baduel, todos fallecidos bajo custodia de los entes de represión del Estado venezolano.
Es por ello que éste pudiera ser la gota que derrame el vaso de las violaciones de los derechos humanos en Venezuela.
Estamos cerca del fin del régimen y el inicio de una nueva Venezuela.
Sin más que agregar, nos leemos la próxima semana.