A Pilar, por la amistad.
Hay temas ocultos en la Historia. Incómodos les decía mi buen amigo el historiador Carlos Medina. La mayoría los ignora. Los historiadores los deforman. No hay tema más estelar entre los muchos del pasado venezolano que la Guerra de Independencia (1750-1830).
E igual es un tema/objeto prisionero de las ideologías. Muy principalmente de la nacionalista y patriótica. Razón por la cual Simón Bolívar lo acapara todo. Y bien sabemos que hay otros actores muy importantes, aunque invisibilizados. Los 200.000 canarios son unos de ellos.
Así como existió el partido republicano/mantuano y el monárquico. También hubo un partido canario y otro popular abanderado por los pardos dentro de los cuales destacan los llaneros. La Independencia fue una guerra civil. Y no una lucha por la libertad.
La sociedad estamental y de castas, terriblemente jerárquica y rígida, creó las condiciones para un baño de sangre, el más copioso de toda la América española. Lynch da una cifra escalofriante: 262.000 fallecidos de una población de 800.000 habitantes en la Capitanía General.
Los canarios fueron el contingente emigrante más numeroso. Llegaron a Venezuela desde los primeros siglos de la dominación hispánica. Vinieron a prosperar como labradores y comerciantes. Sólo que la élite criolla blanca tenía acaparado las mejores tierras y empleos. Para comprender a los inmigrantes canarios debemos sopesar parecidas inquietudes que han llevado a los 8 millones de venezolanos a expatriarse hoy de Venezuela: huir de la pobreza económica, principalmente.
Ya esto representó el inicio de una rivalidad social que iría subiendo en decibeles. En 1749 los cosecheros canarios del centro del país con Francisco de León a la cabeza se enfrentaron a la Compañía de Caracas o Guipuzcoana dirigida por los vascos.
Ya éste conato, para algunos un movimiento de la pre-independencia, perfilaba la violencia entre facciones y partidos que representaban clases. La Independencia fue el escenario de la degollina. Cuando el dique institucional quedó roto y todo se vino a pique.
Bolívar en 1813 en su Decreto de Guerra a Muerte se planteó el exterminio de los canarios. Aún sorprende que Monteverde, jefe principal del partido canario, no le haya fusilado. Lo cierto del caso es que Monteverde y sus aliados de Coro aplastaron la Primera República.
El régimen de Monteverde entre 1812 y 1813 fue el primero de tipo personalista en Venezuela. Para gobernar se hizo con el apoyo de los canarios, es decir, de su propia gente. Y se cometieron pases de factura básicamente contra los mantuanos a quienes odiaban sin disimulos.
Una Junta de Secuestros dirigida por canarios les arrebató todos los bienes y propiedades a los mantuanos ricos asentados en Caracas y que estaban identificados con la Independencia. Aunque cuidado, ésta era la norma a seguir por el ganador de turno. Cuando los republicanos ganaban hacían lo mismo que los realistas. Las crueldades y venganzas se repartieron muy democráticamente.
El origen de nuestro caudillismo tiene a importantes protagonistas entre los canarios: Monteverde, Antoñanzas, Yáñez, Morales y Rosete. Páez estuvo emparentado con los canarios y Andrés Bello, también.
La emigración canaria sobre Venezuela prosiguió décadas después de finalizada la Independencia. El mismo Páez, fundador de Venezuela, la estimuló. “La verdad es que los inmigrantes son deseados aquí, no tanto como colonizadores, sino como sustitutos del decaimiento gradual del trabajo esclavo”. Testimonio éste de los muchos extranjeros que se apostaron en Venezuela para hacer negocios.
La historia del partido canario en Venezuela es apenas conocida. Académicos como Pilar Rodríguez de la UCV tienen mucho que decirnos al respecto. Nosotros apenas estamos indagando tan apasionante como desconocido tema. Y Pilar, nos está ayudando.
Director del Centro de Estudios Históricos de la Universidad del Zulia – Representante de los Profesores ante el Consejo Universitario de LUZ – Email: angelrafaellombardiboscan@gmail.com – Twitter: @Lombardiboscan – Whatsapp: +58 414 7305738