Leandro Rodríguez Linárez: Trumpmanía

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Ha ocurrido exactamente lo que en una sociedad política madura se supone debe ocurrir ante la catástrofe de Biden, los republicanos se convirtieron en la otra opción, pero no simplistamente, sino de la mano de Donald Trump que, a parte de su dosis de personalidad, reencarna el conservadurismo estadounidense, ahora muy atacado de la mano de una muy sospechosa inmigración negativa permitida por los demócratas e inyectada por gobiernos enemigos del país norteño, de su “american style life”.

Ahora bien, es risible que los zurdos del mundo estén paranoicos augurando catástrofes proveniente del segundo mandato de Trump, cuando todos los países con gobiernos izquierdosos trasnochados son los que engrosan la lista de las naciones con peores calidad de vida en el mundo como Cuba, Nicaragua, Venezuela, o por ejemplo, los izquierdistas critican que España tenga Rey, pero pregonan una ideología del Siglo XIX que habla de igualdad material, medios de producción colectivos, así como de presidentes eternos, supremos, comandantes de civiles… parece un chiste mal contado.

Así, los izquierdistas auguran, si llegasen a perder el poder, apocalípticos desastres a futuros gobiernos “de derecha”, pero son ciegos ante las gestiones apocalípticas de sus propios gobiernos en curso ¿reímos?

Paradójicamente, los de mentalidad zurda preocupados porque Trump está de nuevo en la Casa Blanca, pero obvian que nada ni nadie hace más daño a una nación que sus propios  gobiernos, cuando son corruptos, antidemocráticos, dirigidos por incapaces, sin visión de Estado y cuando hacen de la ley letra muerta o un comodín anti oposición ¡El verdadero daño a cada nación son ese tipo de gobiernos, no los “yankees, imperios, oligarcas” ni ningún enemigo etéreo!

Con relación a Venezuela, creemos que Trump no la tiene entre sus prioridades, principalmente porque debe “poner orden” en su país, en lo económico, en lo social y, lógicamente, en lo político. En segundo lugar, Estados Unidos es aliado incondicional de Israel, antes que nuestro país debe preocuparse y ocuparse por la tensión revivida en medio oriente, incluyendo el factor energético, agravado por la crisis preexistente causada por la criminal invasión rusa a Ucrania.

Al respecto, se menciona que Trump y Putin sostienen buenas relaciones personales, condición que nos impide saber a ciencia cierta cómo abordarán el tema venezolano ¿Permitirán al chavismo continuar sin sobresaltos mientras sea una alternativa energética a occidente? o ¿Pactarán usando a Ucrania y a Venezuela como barajitas de intercambio? Después de todo, nuestra debilitada nación es solo un comodín en el amplio mantel geopolítico internacional.

Por otro lado, Trump tiene el mal sabor en la boca de la oposición venezolana guiada por Guaidó y la extensa lista de inútiles “dialogantes” anteriores, muy seguramente, esta vez indagará antes de tomar decisiones que lo comprometan políticamente, asimismo, ha dicho esta vez remozará su equipo de gobierno con figuras mucho más preparadas, capaces ¿radicales?

En conclusión, Trump para el mundo es aún una intriga ¿Qué hará para enfrentar el avance del fundamentalismo musulmán en occidente? ¿Al diabólico nuevo orden? ¿La jauría antidemocrática de los Brics? ¿Qué hará para recobrar el terreno perdido por Estado Unidos en Latinoamérica? Y finalmente ¿Cuál será su política para con Venezuela? La Trumpmanía hoy día son más especulaciones, cuentos novelescos, suposiciones desequilibradas, que otra cosa… lo que sí sabemos es que el mundo verá a otro Trump muy distinto al primero, pragmático.

@leandrotango

 

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