El mercado puede permanecer irracional más tiempo del que usted puede permanecer solvente. Keynes.
La política siempre ha estado atada a la economía, de hecho existe un marco de abordaje filosófico para estudiar la relación inmanente entre instituciones y economía. Me refiero a la obra de Douglas North “ Nueva Economía Institucional” (North, 1998), allí se vincula la robustez del marco institucional y la evidente calidad de la economía, de hecho los premios nobel otorgados en economía en 2025 ratifican el rol de la prosperidad con la existencia de instituciones fuertes.
En tanto o más, la economía quede aislada de su contrapeso institucional, los equilibrios macroeconómicos serán cada vez más endebles. Este modelo revolucionario, cual caballo de Atila, se ha ocupado de destruir a la moneda, eliminarle ceros y abandonar cualquier impulso de política monetaria, dejando a los ciudadanos a merced de unas páginas digitales que dictan el valor de la divisa, de manera discrecional, reduciendo al Banco Central a una torre de Hormigón en el Centro de Caracas, que cada vez adjudica menos divisas, pues este mecanismo se encuentra desbordado. En tal sentido, las brechas a la fecha de publicación de esta columna dan un margen de 17,25%, lo cual representa en menos de 30 días una devaluación del 21%, para el cambio oficial, en un país con más de dos (02) años sin aumento de salario, mismo que se ubica en 130 bolívares, es decir unos 2,94 dólares al mes al tipo de cambio oficial y 2,51 dólares al mes al cambio paralelo, obviamente es ya una repetición necia decir que estamos bajo el umbral de la pobreza, pues no devengamos ni un dólar diario.
Venezuela, signataria de la Agenda 2030, es incapaz de cumplir con el objetivo de trabajo digno y decente. Los venezolanos estamos pluriempleados, muchos sub empleados o emprendiendo para sobrevivir, mientras tanto el fantasma de la inflación subyace, pues ese diferencial se traslada al precio final, sino el comerciante no podría seguir con el ya complejísimo giro comercial. En Venezuela no solo existen brechas cambiarias, también las hay en el ingreso, es decir somos un país patológicamente desigual, el país de la élites, de los cohabitantes, de los asociados.
Sin instituciones no hay economía y sin libertad no hay prosperidad, para que “el pobre sea visto como un agente y no como un paciente” (Sen, 2000), en medio de esta calamidad institucional y de la opacidad de unas elecciones manidas, se anuncian fechas para eventos electorales locales ¿ Es una suerte de distopia? Un disparate sempiterno, desde luego la economía no funciona en esos niveles de entropía y desorden que le son tan útiles a este régimen.
Finalmente, nos urge un cambio, una modificación de los destinos políticos, de lo contrario seguiremos atados a los mismos errores económicos, generados por la “incompatibilidad del socialismo con el cálculo económico” (Von Mises, 1989).
Referencias:
North, D. (1998). Nueva Economía Institucional. México: Mac Graw Hill.
Sen, A. (2000). Desarrollo y Libertad. Buenos Aires, Argentina: Planeta.
Von Mises, L. (1989). La acción Humana. Buenos Aires: Planeta.
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