Nos alegra mucho que varios jóvenes salgan de los barrotes carcelarios y estén de regreso con sus familiares. ¡Es una gran regocijo que invade nuestros corazones! No es nada gratificante estar preso y menos cuando no se ha cometido delito alguno. Solo se ha sido valiente por disentir de los atropellos de este régimen y defender la voluntad soberana en la elección presidencial del 28 de julio.
Hemos visto escenas conmovedoras que quedarán impregnadas en la memoria colectiva. Llantos, abrazos y besos de familiares a esas nobles y entusiastas criaturas que estuvieron confinados en esos peligrosos centros de reclusión. ¡Esperamos que se haga extensiva al resto de los presos políticos!
Sin embargo, sabemos que el régimen actúa calculadoramente. Libera a varios presos políticos ante la presencia de una comisión de la Corte Penal Internacional en el país. Busca maquillar su política represiva y de violación de derechos humanos ante los ojos del mundo. Pero el daño está hecho. El tiro le salió por la culata. Cada día que pasa se gana más repudio de las familias venezolanas. Las madres y padres de los adolescentes y demás presos no olvidan.
La realidad es que el régimen libera a varios jóvenes mediante medidas cautelares sustitutivas, es decir, les impone determinadas restricciones a su libertad para asegurar la presencia de los imputados en el proceso que se lleva a cabo, de acuerdo con el Código Orgánico Procesal Penal de nuestro país. Entre esas medidas podemos mencionar la detención domiciliaria, obligación de someterse al cuidado o vigilancia de una persona o institución determinada, prohibición de salida del país, presentación periódica ante el tribunal, prohibición de asistir a determinadas reuniones o comunicarse con personas claramente identificadas y cualquier otra medida que pueda dictar el juez.
Es una forma de jugar que tiene el régimen cuando se ve amenazado. Para eso cuenta con un Fiscal General que hace el papel en esta época de Fray Tomás de Torquemada, el máximo artífice de la Inquisición. Pues, el propio Tarek William Saab se jactó de decir que había solicitado tales medidas sustitutivas de la privación del pueblo libertad a tales jóvenes, cuando lo justo hubiese sido solicitar el sobreseimiento de la causa para poner fin al proceso, extinguiendo la pretensión y pasarla a cosa juzgada, tal como lo contempla el sistema penal venezolano.
Sarcásticamente, el susodicho funcionario trató de subestimar la lucha titánica de las ONG’s al señalar que ellas son financiadas por grupos económicos internacionales y no tienen nada que ver con la liberación de los presos políticos. Esa actitud pone una vez más en evidencia la grave crisis del sistema de justicia venezolano, a merced de unos personajes que no vacilan para llevar a una especie de “paredón de fusilamiento” a cualquiera que no comulgue con el proyecto político dominante.
Afortunadamente, aún contamos con voces valientes y conscientes de su compromiso histórico para avanzar en la transición política, cuyo proceso ya se inició desde el 28 de julio. Estamos viendo un renacer de la nación y más temprano que tarde se hará realidad este gran sueño donde cada uno de nosotros será protagonista.
Politólogo y profesor universitario