La cumbre del clima de Bakú termina pidiendo “a todos los actores” aumentar la financiación hacia los países en desarrollo en al menos 1,3 billones de dólares al año para 2035 pero solo logra acordar un objetivo de 300.000 millones anuales.
Tras dos semanas de intensas negociaciones, más de treinta horas de retraso sobre el cierre oficial y mucho caos en los últimos momentos, la COP29, celebrada en Azerbayán, llegó a su fin en la madrugada del sábado al domingo. Pasadas las 2 de la mañana en Bakú (las 23 horas en la España peninsular), la presidencia inició el plenario final en el que se aprobaron varios textos clave, entre ellos el nuevo objetivo de financiación climática, el santo grial de esta cumbre.
El nuevo acuerdo, pensado para que los países con menos recursos y más vulnerables afronten la acción climática, viene a reemplazar la meta anterior de 100.000 millones de dólares anuales. El texto acordado por casi 200 países pide a «todos los actores» que aumenten la financiación a los países en desarrollo hasta al menos 1.300 billones de dólares anuales para 2035. De esa cifra, solo se ha logrado concretar un objetivo de 300.000 millones de dólares anuales para 2035, «con los países desarrollados a la cabeza». En los últimos días de negociación, y sin éxito, los países menos desarrollados pedían 500.000 millones de dólares.
Esos 300.000 millones, muy lejos de las pretensiones de los países más expuestos a los eventos extremos y con menos poder adquisitivo, pueden salir de “una amplia variedad de fuentes, públicas y privadas, bilaterales y multilaterales, incluidas las fuentes alternativas”, hecho que también ha sido muy criticado durante todo el proceso por los protagonistas.
«Esperaba un resultado más ambicioso –tanto en financiación como en mitigación– para hacer frente a la magnitud del gran reto al que nos enfrentamos, pero el acuerdo alcanzado proporciona una base sobre la que construir», ha manifestado el secretario general de la ONU, António Guterres, a través de sus redes sociales.
Otros de los aspectos más controvertidos de estas semanas de negociación era determinar el papel de China, India, Arabia Saudí y otros países que, bajo el reglamento de la ONU aprobado en los años noventa del siglo pasado, no se consideran países desarrollados. Finalmente, el acuerdo «alienta» a los países en desarrollo a que hagan contribuciones económicas “de forma voluntaria», incluso “mediante la cooperación Sur-Sur”. En este sentido, el texto reconoce que los países menos desarrollados y los pequeños Estados insulares en desarrollo son los más vulnerables a los impactos climáticos.
Cuando el presidente de la COP29, Mukhtar Babayev, dio por cerrado el nuevo objetivo colectivo cuantificado sobre la financiación de la lucha contra el cambio climático (NCQG, por sus siglas en inglés), muchos de los presentes en la sala del plenario aplaudieron de pie y otros tantos mostraron su decepción.
El primer país en tomar la palabra tras la aprobación del texto fue Cuba, que se mostró muy enfadada con el texto final. Durante su intervención, el negociador cubano lamentó los “resultados insuficientes” en materia de financiación, y acusó a los países más ricos de lastrar las negociaciones y de ser incapaces de renunciar a su responsabilidad con las naciones en desarrollo.
El segundo país en tomar la palabra fue India, cuya representante se mostró muy furiosa durante los 15 minutos que intervino. «Nos oponemos absolutamente a los medios injustos que se han seguido para su aprobación», le dijo a la presidencia de Azerbaiyán entre aplausos y vítores. Nigeria, Bolivia y otras naciones también fueron muy críticos con el acuerdo de financiación aprobado por consenso.
Algo más optimista ha querido ser Wopke Hoekstra, comisario de acción climática de la Unión Europea: «El resultado de hoy es excepcionalmente importante», ha dicho al inicio de su intervención. Según el jefe negociador europeo, “si la COP28 fue el inicio del final de los combustibles fósiles, la COP29 será recordada como una nueva época para la financiación climática”.
El Grupo de Especialistas Independientes sobre Financiación Climática al que la ONU encargó un informe sobre financiación climática cifró en 2,4 billones de dólares anuales el coste de la transición y adaptación climática en el mundo en desarrollo para 2030. De ese total, 1,4 billones podrán aportarlos los países del sur global de sus propios bolsillos, mientras que el billón restante deberá provenir de financiación externa.
Unas horas antes de darle el visto bueno a la parte de financiación, durante la tarde del sábado se aprobó también el texto relativo a los controvertidos mercados de carbono incluidos en el Acuerdo de París. A partir del año que viene se deberá desarrollar aspectos técnicos, pero este paso dado supone una gran noticia para los defensores del sistema de compra y venta de derechos de emisiones.
En cambio, hubo varios documentos que no se aprobaron por falta de apoyo. El más destacado de ellos fue el diálogo de los Emiratos Árabes Unidos sobre la implementación de los resultados del balance mundial (GST en inglés), que se abordará en las sesiones de los Órganos Subsidiarios de junio de 2025 de cara a la COP30 de Belém (Brasil). En el último borrador de este texto, los países reafirmaban “la necesidad de reducciones profundas, rápidas y sostenidas de las emisiones de gases de efecto invernadero en consonancia con las trayectorias de 1,5 °C” pero no se incluía una mención explícita al fin de los combustibles fósiles, tal y como se hizo en la anterior cumbre celebrada en Dubái.
Para evitar esa referencia –ante la presión de Arabia Saudí y sus aliados–, el texto pedía a las Partes “que contribuyan a los esfuerzos mundiales mencionados en el párrafo 28” del acuerdo del año pasado [«transitar para dejar atrás los combustibles fósiles»]. Asimismo, el documento se reafirmaba en «que los combustibles de transición pueden desempeñar un papel a la hora de facilitar la transición energética, garantizando al mismo tiempo la seguridad energética», en una clara referencia al gas, uno de los combustibles fósiles responsables de que estas cumbres del clima se celebren anualmente.