Tras un año de su fuga por problemas de minería ilegal, un empresario brasileño conocido por su controvertida gestión en la minería aurífera, regresó a la región de Ikabarú. Este retorno se produce luego de su huida el año pasado, cuando una tragedia en su mina a cielo abierto dejó un saldo trágico de decenas de muertos.
Según informes recientes, Paraíba llegó a la zona con un arsenal de nuevos monitores hidráulicos, centenares de metros de mangueras y más de 100 tambores de combustible, lo que indica un reinicio inminente de la actividad minera ilegal en José de Wadampa, cerca del río Ikabarú. Este regreso encendió la alarma entre las comunidades locales y organizaciones ambientales, que temen un nuevo ciclo de explotación y riesgo para la seguridad de los trabajadores.
La actividad minera en esta región ha sido objeto de controversia, no solo por su impacto ambiental devastador, sino también por las condiciones laborales precarias que enfrentan los mineros. La tragedia del año pasado, que resultó en la pérdida de numerosas vidas, expuso la falta de regulación y supervisión en la industria.
El regreso de Paraíba a Ikabaru no solo plantea serias dudas sobre el manejo de la minería en la región, y representa una problemática que lejos de detenerse, podrá incrementarse en esta área ubicada dentro de la zona protectora de la Cuenca Alta del río Caroní, que junto al Paragua abastece a la red de hidroeléctricas del país.
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