Luis Manuel Aguana: WSJ, petróleo y Trump: mitos y realidades

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Hace algunos años, con motivo de un comentario generalizado de la prensa internacional que señalaba que se “degradaba” o “rebajaba” al entonces Presidente Encargado Juan Guaidó a la condición de “interlocutor” privilegiado de Venezuela en la Unión Europea, publiqué una nota señalando lo incierto de la base sobre la cual se sustentaban esos titulares. Y no era precisamente porque tal percepción tuviera alguna base de credibilidad, sino porque la interpretación que daba esa prensa a los hechos era completamente distorsionada, al pasar por alto (¿deliberadamente?) la realidad (ver: Interlocutor Privilegiado).

Decía en aquel entonces que en la actualidad nadie sabe lo que es verdad y que no lo es, porque que se trasladó la responsabilidad de la veracidad de lo que se lee al receptor de lo que se publica, al punto que comenzaron a aparecer verificadores que no pueden llevar el ritmo de todo lo que aparece porque es humanamente imposible. El océano de información ahora que corre por el mundo es increíblemente grande y cambia cada segundo. Y ese fenómeno tiene graves consecuencias, y una de ellas es la manipulación de la información. De allí que si usted recibe algo, tiene la obligación de escarbar en ese océano y sacar de alguna manera la verdad.

Y eso es lo que pretendo hacer de nuevo porque creo que eso está ocurriendo con un artículo publicado en fecha reciente en el Wall Street Journal, WSJ, medio de mucha credibilidad en el mundo y que orienta la realidad de mucha gente que toma decisiones, en especial cuando tiene alcance mundial y se le otorga seriedad y credibilidad. Pero lamentablemente (¿o afortunadamente?) no estamos en el siglo pasado, cuando los lectores depositaban el 100% de su confianza en los editores.

El artículo titulado en español: WSJ: Más petróleo por menos migrantes: Instan a Trump a pactar con Venezuela (ver: Kejal Vyas, More Oil for Fewer Migrants: Trump Is Urged to Make Deal With Venezuela) genera dudas acerca de la factibilidad de un cambio político en Venezuela debido a que “ejecutivos petroleros estadounidenses y los inversionistas en bonos  están instando al presidente electo Donald Trump a que abandone su política de primer mandato de máxima presión sobre el hombre fuerte venezolano Nicolás Maduro y en su lugar un acuerdo: más petróleo por menos migrantes”, fundamentado en realidades deliberadamente distorsionadas.

El artículo de marras pone a rodar la tesis de que “salir de Maduro es un error” y que más bien hay que sostenerlo en el poder, poniéndole condiciones, como por ejemplo, evitar el envío de más migrantes hacia los EEUU a cambio de más negocios petroleros, en un intento de colarse en la intención expresada por Donald Trump de impedir más inmigración, pero en nuestro caso, sosteniendo la tiranía de Nicolás Maduro Moros.

WSJ fundamenta su apreciación con el ejemplo de un empresario, el multimillonario Harry Sargeant III, donante del Partido Republicano, que de acuerdo al WSJ, hace negocios de asfalto con la tiranía de Nicolás Maduro Moros, gracias al levantamiento de sanciones a algunas compañías petroleras norteamericanas llevadas a cabo por la administración de Biden y negociadas previamente con Maduro.

De acuerdo a la nota del WSJ, algunos factores financieros en los EEUU, “Dicen que llegar a un acuerdo con Maduro reduciría la migración y ayudaría a moderar los precios de la energía en Estados Unidos. Un acuerdo también ayudaría a frenar a adversarios como China y Rusia. Esos países ganaron terreno en Venezuela tras sanciones económicas de Estados Unidos que prohibieron a las empresas estadounidenses bombear y transporte de crudo venezolano”. Igualmente menciona la nueva disposición de Maduro de llegar a acuerdos “ganar-ganar” con la nueva administración de Donald Trump.

La realidad es que no fueron las sanciones los que trajeron a China y a Rusia a Venezuela. Eso es un mito calculado y dispersado por aquellos que desean mantener el estado de cosas en Venezuela. Esos países los trajo Hugo Chávez Frías mucho antes de las sanciones y desde el primer día que vio amenazada su estabilidad política, al haber perdido el favor popular por haber masacrado al pueblo venezolano en las calles. Esos apoyos crecieron al incorporar a Irán y meternos en la guerra ajena del Medio Oriente (ver: Una guerra ajena).

Pero lo más importante es que “la moderación de los precios de la energía en los Estados Unidos” no se dará si Maduro permanece en el poder, y menos aún una disminución de la migración venezolana, no solo a los EEUU sino a todo el mundo. Tal vez alguien deba informarle a los editores del WSJ que Maduro no tiene ningún control sobre la cantidad de personas que sale huyendo de Venezuela para poder negociar esa variable migratoria, y que si los venezolanos votamos abrumadoramente por un cambio político y a favor de Edmundo González Urrutia en las elecciones del 28 de julio, fue precisamente para detener la hemorragia de venezolanos que huyen de la tiranía de Maduro.

La destrucción consistente del aparato productivo petrolero y gasífero venezolano, lo demuestra con hechos la reciente explosión de la planta de gas de PDVSA en Punta de Mata, Monagas, lo que disminuirá más bien la cantidad de petróleo y gas que Venezuela pone en el mercado internacional, con el consiguiente impacto al alza en los precios, sin contar que Venezuela perdería esos mercados. En nuestro el gas es un componente muy importante para la extracción de crudo.

La disminución de los precios del crudo y la migración venezolana son mitos sobre los que se fundamenta este artículo del WSJ, que privilegia los intereses de quienes hacen negocios con la tiranía de Maduro en los EEUU, y que son los que precisamente la nueva administración de Trump afectará negativamente con la política petrolera que aplicaran los EEUU a partir del 20 de enero de 2025.

“Trump promete facilitar las perforaciones en EEUU: Trump ya ha dejado claro su firme apoyo al petróleo y al gas, prometiendo facilitar a las empresas la obtención de contratos de perforación, así como la construcción de las infraestructuras energéticas necesarias. Otras políticas incluyen la posibilidad de permitir a las empresas exportar más gas natural al extranjero, así como aumentar las perforaciones en terrenos federales”…” Trump también ha dicho que la factura energética se reducirá al menos a la mitad en los 12 meses siguientes a su reelección, aunque aún no se han revelado detalles sobre cómo se hará exactamente. Aunque estas promesas han sido bien acogidas por las empresas petroleras y energéticas, también han aumentado las advertencias sobre la posibilidad de que los beneficios y los precios del petróleo se resientan a corto plazo, principalmente por el posible exceso de oferta si se suavizan las normas de perforación. También es probable que Trump revoque la paralización de las autorizaciones de exportación de gas natural licuado (GNL) impuesta por el presidente Biden, lo que se espera que contribuya significativamente a reducir las incertidumbres sobre el suministro de GNL a largo plazo” (ver: EuroNews, Baja el petróleo por el apoyo de Trump a nuevas perforaciones).

Esas medidas dentro de los EEUU, si bajarán efectivamente los precios de los combustibles para los norteamericanos e incidirán sobre el valor del crudo en todo el mundo, incluida Venezuela. Esa es una realidad que no quieren enfrentar quienes se verán afectados por estas medidas, intentado por todos los medios de influir en la próxima administración de Trump para que negocie con el régimen de Maduro.

Para crear la narrativa de que es preferible negociar con el régimen, el artículo menciona que han sido infructuosas las sanciones que no solo no lograron derrocar a Maduro, sino que también ayudaron a exacerbar la salida de migrantes al devastar aún más una economía que depende en gran medida de las exportaciones de petróleo”.

Este es otro mito que se fundamenta en que las sanciones “derrocarán” al régimen de Maduro, interpretando interesadamente la realidad del país. El régimen de Maduro caerá más temprano que tarde porque ha destruido Venezuela, porque la mayoría de los venezolanos no lo queremos, como lo demostramos categóricamente al mundo el 28 de julio de 2024, y porque finalmente es un problema de los venezolanos, y su solución la determinaremos nosotros, por supuesto, con la ayuda que puedan darnos los gobiernos democráticos de países que han apoyado nuestra causa por la libertad. La exacerbación de las migraciones se ha producido por la profundización de las persecuciones y la miseria progresiva causada por el régimen a la población. Esa es la única realidad.

Lo cierto es que la realidad se impone: tanto Venezuela como Estados Unidos tienen nuevos presidentes electos con el respaldo no solo mayoritario sino abrumador de sus pueblos. A partir de enero de 2025, ambos líderes, a pesar de las maniobras de quienes intentan distorsionar la verdad y los medios influyentes de los que dispongan, transformarán la realidad global. Es hora de aceptar este nuevo escenario. Que se vayan acostumbrando a eso desde ahora…

 

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