En efecto, la comunicación es esencia de la vida. Sin comunicación,, no hay vida. Ésta la conclusión de los artículos anteriores. ¿Resulta fuerte? Les aseguro, no se trata de un regaño. Para nada. Es una afirmación enfática, como de costumbre. ¿Es o no una relación y un acto de comunicación el amor que une a 2 personas y se integran, creando un nuevo ser, producto de ese amor? Así sucede cotidianamente. A los recién emparejados o casados se les pregunta con frecuencia: ¿ya hay un fruto del amor? Algunas parejas, que no quieren tener descendencia pronto, hasta se molestan con la pregunta. Pasa qué, ver el producto de la relación amorosa da una felicidad y alegría a los futuros abuelos, hermanos y tíos, incomparable. Puede ocurrir, que la unión no sea de amor, sino violenta, o aventura intrascendente para alguno de los dos. No hubo amor, ni tampoco comunicación. Sin embargo, el óvulo y el espermatozoide se unen para dar vida, a pesar de que no ha sido de la manera adecuada, amorosa y feliz que se espera. Algunas mujeres aceptan con gratitud a ese hijo/a que no nació del amor. Otras, no quieren saber nada. Argumentan: no hubo amor. La mayoría de las veces no ocurre así. ¡Gracias a Dios! Es el triunfo absoluto del amor, la relación y por ende, la comunicación. (Lo que no implica que sea para siempre, aun cuando el niño si lo es) Sí, por eso concluyo, la comunicación es esencia de la vida, más allá de esencia de la ciencia, que también lo es.
Comentado en varias oportunidades: los Derechos de la Comunicación están a la espera de un nuevo proceso de actualización de los Derechos Humanos. Habrá una cuarta generación de derechos humanos que involucre a los derechos de la comunicación. Soy optimista por naturaleza y eso me hizo pensar que tales derechos, fundamentales, imprescindibles, para el desarrollo autónomo, sostenible y progresista de la evolución humana, dada la urgencia y trascendencia de los mismos serían aprobados con relativa premura; no obstante, no ha ocurrido así. Con verdadera tristeza hemos observado una actitud descalificadora desde la ONU, que se ha ido tiñendo con posiciones en favor de los autoritarismos y personalismos, dejando de lado tareas urgentes, como esta de los Derechos de la Comunicación. ¿Casualidad o causalidad? Cada vez menos creo en las casualidades. Busco explicaciones en torno a aquellos sucesos que marcan una trayectoria, una toma de decisiones democrática y auspician el verdadero e impostergable sentido del desarrollo humano hacía la verdad, la justicia social, la libertad y la democracia, donde la comunicación es imprescindible.
En la trascendental, década de los 70, para la comunicación social en todas sus vertientes, hubo la convicción, demostrada por los Maestros, de la implicación entre comunicación y desarrollo. Ese impulso, logrado por la presencia en las Naciones Unidas del Dr. Antonio Pasquali, y el director general, de la Unesco, Dr. Amadou-Mahtar M´Bow, apoyados en la convicción de que, la libertad de comunicar es anterior y fundamental a cualquier tipo de libertad de expresión. Considerando, a la vez, la implicación entre la comunicación y el desarrollo. No obstante, y para sorpresa de todos, los “sectores progresistas y de izquierda” dieron un vuelco total. Ocurrió a partir de su descalabro a la caída del Muro de Berlín y la desaparición de la URSS. No han hecho un análisis de su fracaso. No pudieron inculpar, como hacen, al imperialismo, menos al capitalismo; los pueblos liberados corrieron hacia la estructura capitalista para resarcirse del horror del comunismo. Han transcurrido más de 3 décadas de la desaparición de la URSS y de sus países satélites. China, da pena repetirlo tanto, hizo el viraje sin decir ni una palabra al respecto. Dejaron atrás a las comunas, la colectivización y demás historias relativas al hombre nuevo. Pasando como todos los saben al capitalismo salvaje. Vietnam y Camboya, “a la chita, callando” se devolvieron, al igual que China. Además, todos los países de la llamada órbita soviética, seleccionaron democracias para continuar. Otros como, Checoeslovaquia y Yugoeslavia, se separaron; se transformaron en varios países. Ninguno comunista. De repente, creyeron que la comunicación no fue un factor fundamental. La tecnología se adueñó de la palabra como sí, fuera la única expresión. Los tecnólogos pretenden dar al traste con el sentido humanista de la comunicación. Sin darse cuenta, ¿o, sí? de qué, ellos no son sino una parte, un aspecto dentro de lo que implica la Comunicación Social. Crean departamentos y cátedras de información y comunicación, sin embargo, no entienden la verdadera naturaleza de lo que debe darse en un espacio comunicacional e informativo. Produce tristeza y hasta vergüenza. Han pretendido cambiar el sentido de las palabras informar y comunicar. ¡Mi Dios! ¿Qué pasó? Trato de visualizar el futuro. Asusta esa falta de información oportuna, veraz e imparcial, tal como señala la Constitución Nacional en su artículo 58. Atención: tener cuidado. En lugar de ir hacia el futuro, parece que quieren volver al pasado. Desinformado, borrascoso y atrasado, superado. No podemos sino recordar al historiador Giovanni B. Vico: “Corsi e ricorsi” decía. Es decir, hacer y repetir, para volver a hacer lo mismo. Se olvidó lo discutido, lo sucedido, lo estudiado, analizado y descubierto. La libertad individual y de expresión, es única, necesaria , fundamental.
¡Imprescindible!