A su tataranieta, Victoria Zafir Ortega Navarro, quien heredó las notas musicales.
Desde muy temprana edad, Tomasa Antonia Montero, conocida como Tomasina alimentó en la Hacienda San Isidro de Barrios su pasión por la guitarra, erigiéndose en la primera mujer músico de la población de El Consejo-municipio José Rafael Revenga- estado Aragua, rompiendo las barreras de un género exclusivamente masculino.
Tomasina Montero es tataranieta de Celestino y María de la Ascensión Montero esclavos don Gabriel Montero propietario de la Hacienda San Isidro de Barrios ubicada en El Consejo-municipio José Rafael Revenga-estado Aragua. Su parentela se asentó en la población de El Consejo desde 1777. Por sus venas se mezclaba la sangre de los primeros músicos de la localidad. En un viejo documento de la Hacienda San Isidro de Barrios reza que su tatarabuelo Celestino “de color, estatura regular, pechón, cerrado de barba, ojos grandes, pelo rojo, el mirar muy alegre, algo vivachón, cantador de fandangos, sabe tocar guitarras, entretenido en jugar barajas, su ocupación gañán de carretera, como de arado)”.
Su nombre de pila Tomasa Antonia Montero, nace en la Hacienda San Isidro de Barrios, el 29 de diciembre de 1897, hija de Eduarda del Carmen Montero. Sus hermanos: Felicia y José Ramón Montero (músico-intérprete del bajo de cuerdas e integrante de la orquesta Nuestra Señora del Buen Consejo, la primera fundada en el poblado.
Cuando Tomasina Montero abrió sus ojos por primera vez, le dio la bienvenida los sonidos del río tuy que estaba muy cerca de aquella Hacienda de San Isidro de Barios que impregnaron de musicalidad su temprana infancia.
Contrae nupcias bajo artículo mortis, el 15 de diciembre de 1928 con Julián Navarro Muñoz. Fruto de su unión nacen: Néstor José (fallecido párvulo), Juan José, Juan Atilio y José Julián Navarro Montero. Queda viuda a los pocos meses de casada y le toca asumir la crianza de sus menores hijos.
Como la mayoría de las damas de la localidad asume la jornada de torcer tabaco para contribuir con la manutención del hogar.
Su formación musical fue autodidacta, aprendió las notas musicales en las afanadas tertulias nocturnas de la Hacienda San isidro de Barrios, donde solían concurrir esclavos y manumisos, después de las largas jornadas de trabajo. De allí pudo absorber Tomasina la influencia musical un camino inverso al habitual de las damas de la época con el que forjó su personalidad de guitarrista versátil.
Una virtuosa insuperable para quien tocar a decir de sus hijos siempre fue natural y fácil.
Sus hijos seguirán sus pasos en la interpretación de la guitarra, porque como dice un viejo refrán “lo que se hereda no se hurta”.
En los encuentros de ciudadano consejeños dedicados a sus faenas diarias, conuqueros, carpinteros, albañiles, quienes conformaron un entorno musical autodidacta dedicadas a intimas presentaciones artísticas y al acompañamiento de las visitas de los generales Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez, allí estuvo Tomasina interpretando partituras a tientas en el silencio, descubriendo partículas de verdad, pequeños cristales que cabían en la palma de su mano.
En el entrepatio de su vieja casona de la calle Sucre # 5 la musicalidad se adueñaría de los espacios en las ardientes tertulias con afanados músicos de la época en los que figuraban: Blas Sánchez, José Ramón Montero (su hermano), Policarpo Aponte, Anastacio Martínez, Antonio Hernández, Juan Evangelista Sanabria, Modesto Payares, José Inés Mendoza, Vicente Sabino Mendoza Payares, Jesús María y José Inés Briceño, entre otros. Quienes forjaron junto a ella voluntades y banderas en la conformación de un bastión importante y destacado de la cultura local.
Esta notable músico será referente e inspiración para Agustina Carrillo Ravelo (guitarrista), Lucrecia Flores Godoy (intérprete de la flauta) y las hermanas Ana Cecilia (tita) y María Elba Albarrán Chávez (intérpretes del órgano), quienes también se erigen mujeres pioneras de la música consejeña en las primeras décadas del siglo XX. Ellas en su tiempo fueron agentes de cambio y progreso, su determinación, empatía y dedicación a la música marcaron la diferencia y abrieron caminos para un futuro más equitativo y justo para todos.
Tomasina Montero de Navarro.
Constituye, así, Tomasina Montero de Navarro una referencia obligada a la hora de escribir y hurgar en la historia de la música, la cultura y la historicidad artística de Revenga.
En los actuales momentos Victoria Zafir Ortega Navarro cultiva las raíces musicales de su tatarabuela desde el Sistema Nacional de orquestas y Coros Juveniles e infantiles de Venezuela, núcleo El Consejo.
El Consejo tuvo en ella, una dama ejemplo de constancia, trabajo y dignidad. Nos dejó un legado, generoso y amable recuerdo de su labor musical autodidacta.
Se durmió en la paz del señor en la población de El Consejo, el 15 de abril de 1953, sus restos reposan en el cementerio municipal del municipio Revenga…
Su legado cultivado con empeño y sin academicismo es indudable, su guitarra, su música permanecerán como un faro para aquellos que buscan en las cuerdas un lugar mejor a través del arte.
A 127 años de su natalicio su guitarra sigue resonando en las caminerías consejeñas, para recordarnos la importancia de la diversidad y empoderamiento femenino en todas sus formas, más allá de las fronteras.
Tomasina Montero de Navarro, es testimonio de la belleza y la fuerza de la mujer venezolana en la incursión de la música.