Rocío Márquez: ¿La primera impresión es la que cuenta?  

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El sesgo de anclaje en la era de algoritmos e Inteligencia Artificial.

En medio de un escenario donde la información nos inunda desde todos los ámbitos, tomar decisiones se ha vuelto cada vez más complejo. Y es que, realmente, ¿somos nosotros quienes tomamos las decisiones sobre lo que leemos o vemos?

En el texto anterior, comenzamos a hablar sobre los sesgos cognitivos. Esos atajos mentales que influyen en nuestra percepción, en nuestra toma de decisiones y el pensamiento. ¿Cómo se ven esos sesgos en la era de algoritmos, redes sociales e Inteligencia Artificial? Continuamos respondiendo esta interrogante.

El sesgo de anclaje

“La primera impresión es lo que cuenta”. Esa frase, que quizá hemos escuchado y repetido muchas veces en la vida cotidiana, tiene que ver con el sesgo de anclaje. Podríamos decir que se trata de uno de los sesgos cognitivos que más influye en nuestro comportamiento on line; y puede tener una repercusión significativa en nuestra vida cotidiana, desde la formación de opiniones políticas hasta las decisiones de compra. Veamos dos ejemplos:

Ejemplo 1: Adquisición de información (bulos)

Imagine que lee una noticia sensacionalista sobre algún político. Dicha noticia, llena de acusaciones y presentada de manera llamativa, se convierte en su ancla.

A partir de este punto, cuando usted escuche o lea otras noticias sobre ese político, tenderá a interpretarlas a partir de la información inicial, que actúa como un filtro.

Aun cuando las nuevas noticias sean más objetivas o presenten pruebas que demuestren lo contrario a lo planteado en la noticia sensacionalista, es probable que usted desestime o minimice su importancia. ¿Por qué? Porque: ¡La primera impresión es la que cuenta!, y la información sensacionalista sigue siendo su punto de referencia.

Ahora, estimado lector, veamos el sesgo de anclaje en un ejemplo relacionado con la compra de algún producto, como un televisor.

Ejemplo 2: Compra de un televisor

Imagine que usted va a una tienda a comprar un televisor. El primer modelo que ve tiene un precio elevado. Digamos, mil dólares. Este precio se convierte en su ancla.

Luego, ve otro televisor con características similares, pero a un precio de seiscientos dólares. A pesar de que la cantidad de seiscientos dólares sigue pareciendo considerable, mentalmente lo comparará con el precio inicial de mil dólares. En este caso, el valor más alto actúa como un punto de referencia que impacta en su percepción del precio de los otros televisores.

¿Por qué ocurre esto?

Primero, porque el precio más alto sirve como referencia. Segundo, porque usted tendrá una percepción de descuento, lo cual impulsa a tomar una decisión de compra. Otra vez, ¡la primera impresión es la que cuenta!

Pero, ¿cómo se manifiesta el sesgo de anclaje en la era digital?

En las redes sociales, los algoritmos nos presentan contenido basado en nuestras interacciones iniciales. En este sentido, si iniciamos la búsqueda de un tema, los resultados que obtenemos se convierten en nuestro punto de referencia. Después, mentalmente, tendemos a descartar información que contradiga esa primera impresión.

Asimismo, los sistemas de recomendación de Inteligencia Artificial —verbigracia, los utilizados por plataformas de streaming, como Netflix— suelen basarse en nuestras elecciones iniciales. Si elegimos un tipo de contenido, la Inteligencia Artificial continuará sugiriendo opciones similares, limitando nuestra exposición a nuevos intereses.

¿Qué pasa entonces con la peligrosa información falsa?

Como vimos en el ejemplo 1, la primera noticia que leemos sobre un evento puede establecer una narrativa difícil de cambiar. Así que el sesgo de anclaje se vuelve más peligroso para nuestra toma de decisiones o nuestro pensamiento cuando se trata de bulos.

De allí, la importancia de buscar múltiples fuentes de información y considerar diversas perspectivas.

De igual manera, se impone más que nunca la necesidad de ser críticos con la información. Es decir, no debemos considerar como absoluta verdad, la primera información que encontramos. Por supuesto, también es importante ser conscientes del sesgo. En eso pretende ayudar un poco este pequeño texto: Que usted pueda desarrollar el pensamiento crítico y que sepa que la primera impresión no es lo único que cuenta.

Comunicadora social. Doctora en Ciencias Humanas. Directora de la Escuela de Comunicación, ULA Táchira.

 

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