Carlos Ñáñez: Esa encrucijada que es la vida

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Participamos en una tragedia, en una comedia sólo miramos. Aldous Huxley.

Cuando la vida se convierte en un sin sentido, parece que entramos en una encrucijada, en un camino sin retorno. Esos terribles momentos que solo son descritos bajo la desesperación, el sin sentido y la incertidumbre, las emociones tienden tienen el poder para quebrantar los estados de ánimo exaltados, así pues, “ quien no encuentra paz consigo mismo es imposible que la ofrezca a los demás” .

Las emociones, definen un espectro de la inteligencia humana. Cuando esas emociones entran en conflicto con los principios elementales de la esfera ontológica, ocurren las fracturas en las relaciones interpersonales, en las relaciones con el entorno y en las relaciones que una sociedad aplastada, pisoteada y humillada por la bota militar. Pueden normalizar, el horror puede hacerse potable.

Las sociedades vistas como la suma de las personas se extravían y pueden hacer leve al mal, hacerlo potable. Convertirlo en un juego, estandarizando que lo plausible sea no expresarse, ignorar el drama del otro, no participar e insiliarse. No hay la presencia de un Gran Hermano o de una policía del pensamiento, en su lugar existe el deseo propio de abandonarse, de incorporarse al horror, haciéndolo tolerable .

En este país la dinámica del horror fluye de manera aceptable entre quienes cohabitan, exhiben sin ambages el miedo como una dimensión nimia del “daño antropológico”. Una sociedad así está muerta o cuanto menos agoniza en los fríos estertores de la agonía. Una sociedad que sigue el curso de tratos crueles en contra de niños inocentes, sin pronunciar ni una palabra, sin elevar un grito valiente de ayuda se encuentra cuanto menos destruida.

Venezuela en la actualidad atraviesa por esta situación innominada, somos un país en el cual las torturas en las ergástulas son tan inhumanas, que los privados de libertad prefieren el suicidio, que continuar con este curso horrible. No hay virtud en medio del deseo de querer hacerse daño, menos en la cohabitación y normalización de este horror.

Finalmente, pasar la página es una ominosa demostración de derrota colectiva, de anestesia moral y de inmoralidad trocada en virtud, en fin, esas salidas las tienden quienes se hacen llamar políticos, son puentes de plata devenidos herrumbre, macula y fétida traición, la vida no es una madriguera para el alma, la vida comporta valentía, otredad, nostredad y simpatía por el dolor ajeno, en estos momentos y en este abismo, estas son las virtudes más lejanas en nuestra caja de herramienta.

Referencias:

Aguilar, L. (2020). Reflexiones sobre Cuba y su futuro. Miami: Universal.

Goleman, D. (1996). Inteligencia Emocional. Barcelona: Kairos.

Huxley, A. (2007). Regreso a un mundo feliz. México: Porrua, ediciones.

Economista yprofesor de planta y escalafón de la Universidad de Carabobo, en la Escuela de Economía. Jefe del Departamento de Teoría Económica. Profesor de Filosofía en el Seminario Mayor San Pablo Apóstol. Maturín, estado Monagas X: @carlosnnaezr Instagram: @nanezc

 

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