Detrás de la palabra hay una historia de migración de ida y vuelta. Está el sueño, a menudo el drama, de millones de personas que se fueron en busca de oportunidades. Hay una memoria de privaciones, miseria, insultos, racismo, pero también de reafirmación. Venezolano más colombiano: “veneco”. Nació, según una versión extendida, cuando los colombianos cruzaban la frontera para huir de la violencia o de la pobreza, cuando el país vecino era sinónimo de prosperidad a pesar de sus problemas de desigualdad. Entonces, hace décadas, se empleaba para referirse a esos emigrantes. Pero el éxodo masivo de venezolanos expulsados en los últimos años por la profunda crisis sociopolítica y la deriva del chavismo ha extendido su uso, en términos estrictamente despectivos, en el resto de Latinoamérica. Un éxito de la banda caraqueña Rawayana y el rapero Akapellah, Veneka, ha alentado un debate que ha llegado hasta Nicolás Maduro, quien se revolvió contra el grupo.
Nicolás Maduro critica la canción “Veneka” del grupo @Rawayana … Según dijo, “tratan de desfigurar nuestra identidad”… pic.twitter.com/UKvtknU5tQ — Gabriela Gonzalez (@GabyGabyGG) December 2, 2024.
“No son venecas, ¡son venezolanas! […]. Mujeres, yo sé que ustedes se pueden defender y salir en las redes sociales a decirle a esa gente [que] nunca nuestras mujeres han sido venecas, son venezolanas por su dignidad, por su identidad, por su belleza, por sus valores, por su hermosura espiritual”, lanzó el mandatario durante un acto ampliamente reproducido en las principales plataformas. Ante el hostigamiento del aparato gubernamental, el grupo, distinguido en noviembre con un Latin Grammy por la mejor canción pop, anunció la cancelación de su gira por Venezuela. “Así es como nos despedimos de nuestro país hasta nuevo aviso. Nuestra música no está hecha para dividir… PAZ”, escribieron en X.
Cancelado nuestro tour por Venezuela 🇻🇪Gracias a todos los involucrados por intentarlo. Así es como nos despedimos de nuestro país 🇻🇪 hasta nuevo aviso. Nuestra música no está hecha para dividir… PAZ. Cambio y fuera. Atentos a @ticketplate para toda la info. — RAWA (@Rawayana) December 4, 2024.
El asunto es, en realidad, más complejo. Los venezolanos que decidieron irse han sufrido y sufren a diario episodios de racismo en América Latina y la palabra “veneco” acompaña los comentarios xenófobos de los sectores políticos y sociales más retrógrados. En la ecuación se mezcla todo, la procedencia humilde de muchos migrantes, el clasismo, la delincuencia y el impacto de un fenómeno sin precedentes. Sin embargo, el propósito declarado de la canción —más allá de consideraciones estéticas o sobre el contenido— es reivindicar una suerte de orgullo venezolano a través de la explotación de un lugar común. “Para que aprendas que las chamas se respetan”, dice un verso. Lo recordó en Instagram el cantante Akapellah, a lo que la líder opositora María Corina Machado respondió con una referencia a otro: “Ya lo sabes… con ellas no te metas! Y claro que nos gusta jugar local… y ganar! Así somos las venekas”.
La dinámica se conoce en lingüística y en teoría de las artes como reapropiación. En inglés sucede frecuentemente con los agravios dirigidos a las comunidades afro o LGTBIQ+. Todo depende de quién y cómo emplea un determinado vocablo. “La reapropiación es una estrategia para neutralizar el aguijón de los insultos. En la medida en que las minorías puedan protegerse de los insultos, a través de la reapropiación u otras herramientas, es más probable que el ‘mercado de las ideas’ sea eficaz […]. Y no es necesario prohibir las malas palabras”, afirma el politólogo James L. Gibson de la Universidad Washington de Saint Louis en la presentación de un estudio publicado en 2019.
Maduro intentó aprovechar una polémica para afirmar que con la canción “tratan de desfigurar” la identidad venezolana, lo cual es una falacia. Dijo que el éxito de Rawayana es “insultante” y “horrible” e interpeló a los hombres. “Qué pasó con los hombres, ¿es que no vamos a salir a defender a las mujeres venezolanas? […]. Quiero ver que surjan mil poemas, mil canciones en defensa de la dignidad venezolana, de la mujer venezolana”. En su discurso, que refleja una idea patrimonial de la identidad, el sucesor de Hugo Chávez no mencionó la razón de fondo del auge —y de la reapropiación— de la palabra. Esto es, el descomunal reguero de ciudadanos que huyen de una emergencia política y económica acelerada por el chavismo.