Vijay Prashad: La consigna del momento es: Francia tiene que abandonar África

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Con Chad y Senegal sumándose a Burkina Faso, Mali y Níger en la exigencia de la retirada del ejército francés, un poderoso impulso de soberanía recorre el Sahel.

Una cascada de manifestaciones antifrancesas sigue recorriendo el cinturón del Sahel en África. Sumándose a Burkina Faso, Mali y Níger, Chad y Senegal exigieron en noviembre que el gobierno francés retire de sus territorios a las tropas francesas. Desde la frontera occidental de Sudán hasta el océano Atlántico, las fuerzas armadas francesas, presentes en la zona desde 1659, no tendrán más bases. La declaración del ministro de Asuntos Exteriores de Chad, Abderaman Koulamallah, es ejemplar: “Francia… también debe considerar ahora que Chad ha crecido, ha madurado, y que Chad es un Estado soberano muy celoso de su soberanía”. El término clave aquí es “soberanía”. Lo que Koulamallah señala es que los países del Sahel ya no se conforman con la independencia simbólica, o independencia “de bandera” criticada por Frantz Fanon en Los condenados de la tierra (1961). Lo que quieren es una soberanía auténtica.

El libro de Fanon se publicó un año después de la independencia formal de los países del Sahel de Francia en 1960. Sin embargo, esta “independencia” era superficial. En la práctica, significó que estos países, desde Senegal hasta Chad, siguieron formando parte de la Communauté franco-africaine (Comunidad Francesa de África, CFA, ahora Comunidad Financiera Africana) y permitieron el uso del franco CFA, anclado en Francia, como moneda; que las empresas francesas siguieran controlando sus economías; y admitieron la presencia de tropas francesas en su territorio. En septiembre de 1958, se celebró un referéndum constitucional en todas las colonias francesas del Sahel, en el que sólo Guinea votó en contra de la propuesta de “independencia” del dominio colonial francés directo bajo el CFA neocolonial francés. Las fuerzas que hicieron campaña en contra de la adhesión a la CFA y consiguieron la independencia real se enfrentaron a la represión del estamento político y militar de Charles de Gaulle.

Djibo Bakary (1922-1998), líder del partido Union des Forces Populaires pour la Démocratie et le Progrès – Sawaba [Unión de Fuerzas Populares para la Democracia y el Progreso – Liberación)] y presidente del Consejo de Gobierno de Níger, expresó el estado de ánimo del pueblo a finales de la década de 1950 con su consigna l’indépendance nationale d’abord, le reste ensuite [La independencia nacional primero, el resto después]. Bakary creía en la idea de sawki [librarse de la miseria], que no sólo significaba el alivio del colonialismo francés, sino la abolición de la pobreza y la miseria. En mayo de 1958, la Unión General de Trabajadores del África Negra (UGTAN) se reunió en Cotonú (Benín) y pidió el fin total del sistema colonial francés. En julio, en una conferencia interterritorial también celebrada en Cotonú, Bakary propagó esta reivindicación en Níger y en todo el Sahel. En agosto, en el congreso del partido Sawaba, Adamou Sékou expresó este sentimiento contra el deseo francés de dominio colonial por otros medios: “este sentido de nuestra dignidad humana que a demasiados de nuestros amigos de la metrópolis les cuesta admitir; una dignidad a la que nunca podremos renunciar porque los negros africanos queremos ser libres ante todo”.

Fanon escribió por la misma época que si a los pueblos no se les permite ser “ellos mismos” o libres, se rebelarán. “Las masas empiezan a enfadarse”, afirma en Los condenados de la tierra, “a desviarse, a desinteresarse por esa nación que no les reserva ningún lugar”. Los falsos nacionalistas, o nacionalistas de bandera, escribió Fanon, “movilizan al pueblo en torno a la consigna de independencia y, en cuanto a lo demás, se remiten al futuro”. Seis décadas después, nos encontramos en medio de esos “acontecimientos futuros”.

Entre el 19 y el 21 de noviembre, cientos de personas de todo el continente y del mundo se reunieron en Niamey (Níger) para celebrar la Conferencia de Solidaridad con los Pueblos del Sahel. Esta reunión fue la primera de este tipo desde que los golpes militares derrocaron a los gobiernos de Burkina Faso, Mali y Níger, anexionados a Francia, y desde la creación, en septiembre de 2023, de la Alianza de Estados del Sahel (AES). La conferencia, celebrada en el Centro Internacional de Conferencias Mahatma Gandhi de Niamey, fue coordinada por la West African Peoples Organisation [Organización de los Pueblos de África Occidental] (WAPO por su sigla en inglés), Panafricanism Today y la Asamblea Internacional de los Pueblos (AIP). Entre las personalidades que intervinieron en la conferencia figuraban representantes del Consejo Nacional para la Salvaguarda de la Patria (CNSP), organizaciones populares del AES y de otros países del Sahel, África Occidental y el continente, además de dirigentes políticos de América Latina a Asia. Los tres días culminaron con la aprobación de la Declaración de Niamey, cuyo último apartado merece citarse íntegramente:

1. Saludamos a los gobiernos surgidos de los recientes golpes de Estado por adoptar medidas patrióticas para reclamar la soberanía política y económica sobre sus territorios y recursos naturales. Estas medidas incluyen poner fin a los acuerdos neocoloniales, exigir la retirada de las fuerzas francesas, estadounidenses y de otros países, y emprender ambiciosos planes de desarrollo soberano.

2. La formación de la Alianza de Estados del Sahel constituye para nosotros un estímulo especial. Esta iniciativa revitaliza el legado de lxs líderes panafricanos y representa un paso concreto hacia la verdadera independencia y la unidad panafricana.

3. Actualmente, estos gobiernos gozan de un amplio apoyo de su ciudadanía, que impulsa y se moviliza en torno a estas acciones revolucionarias. Esta unidad es crucial para alcanzar ideales democráticos y patrióticos y constituye un modelo de desarrollo al que aspiran otras naciones africanas.

En conclusión, aunque queda mucho por hacer para lograr la liberación completa de los Estados del Sahel, confiamos en que estos gobiernos, si siguen escuchando a su pueblo, cumplirán sus objetivos de liberación nacional total y contribuirán al objetivo más amplio de un África unificada y libre.

En agosto de 2022, 15 organizaciones sociales y políticas de Níger se unieron para formar el Movimiento M62 (Unión Sagrada para la Salvaguarda de la Soberanía y la Dignidad de los Pueblos, M62). Hicieron pública una declaración contra la presencia de los militares franceses en Níger, que habían sido “expulsados de Mali y [están] ilegalmente presentes en nuestro territorio”, y exigieron su “expulsión inmediata”. El movimiento pidió a “la ciudadanía que conformara comités ciudadanos por la dignidad” en todo el país. Uno de los líderes del movimiento, Abdoulaye Seydou, dirige la Red Panafricana para la Paz, la Democracia y el Desarrollo, y su oficina lleva el nombre del líder burkinés Thomas Sankara (1949-1987). En la oficina hay una foto de Fanon con la cita: “Cada generación debe, desde una relativa oscuridad, descubrir su misión, cumplirla o traicionarla”. La visión política general de Seydou en aquella época era que la miseria del pueblo de Níger no podía superarse en el contexto del control neocolonial francés. Por ello, el M62 inició movilizaciones contra la presencia militar francesa y organizó un festival cultural nocturno en Niamey para profundizar en el mensaje de liberación. Estas protestas incentivaron a las fuerzas militares a actuar contra la administración neocolonial de Mohamed Bazoum e instaurar un gobierno dirigido por el general Abdourahamane Tchiani. Este golpe, como los de Burkina Faso y Mali, fue ampliamente celebrado en el país por haber abierto la puerta a lo que Fanon había llamado “acontecimientos futuros”.

En la conferencia de solidaridad celebrada en noviembre, Souleymane Falmata Taya, líder del movimiento M62, declaró que la lucha en Níger no estaba dirigida por los militares, sino por los jóvenes y las mujeres. “Lo único que queremos es ser tratados como seres humanos”, afirmó. Unos meses antes, había declarado que el pueblo de Níger apreciaba los progresos realizados por el gobierno del primer ministro Ali Lamine Zeine, ex ministro de Finanzas, pero que el pueblo debía estar alerta y el gobierno debía ser transparente.

En 1991, antiguos dirigentes estudiantiles de la izquierda formaron la Organización Revolucionaria para la Nueva Democracia -Tarmouwa (“estrella” en hausa) u ORDN -Tarmouwa. Esta organización política ha desempeñado un papel fundamental en los movimientos de masas contra la estructura neocolonial francesa y los gobiernos parasitarios que la posibilitaron. Mamane Sani Adamou, uno de los fundadores de la ORDN-Tarmouwa, calificó el reciente periodo como un segundo despertar para el pueblo de Níger. “Estamos viviendo una revolución patriótica, una lucha por una segunda independencia”. El pueblo de Níger necesita soberanía sobre su sistema monetario, sobre su producción alimentaria y su programa económico general. “Tenemos que adoptar una nueva estrategia”, afirmó. “Hoy la diferencia es que decidimos por nuestra cuenta. Ya no recibimos instrucciones de París. Recibimos instrucciones de casa”.

La palabra fundamental en el Sahel es soberanía. Si un país dependiente como Senegal o Níger lucha por la soberanía e intenta profundizar en ella, sin duda tendrá que expulsar a los tentáculos de la estructura neocolonial. No puede haber soberanía con la estructura neocolonial en pie. En este punto, la intervención imperialista es inevitable. Está por verse cómo enfrentarán las fuerzas soberanistas una agresión imperialista brusca. Cuando Francia intentó intervenir contra estos golpes militares populares a través de las fuerzas militares de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO) en 2023, esta amenaza sólo aceleró la integración de Burkina Faso, Mali y Níger en la AES. La primera prueba fue superada con éxito por los gobiernos populares golpistas, que se negaron a rendirse ante una intervención imperialista. Intensificar la reivindicación de soberanía a través de una lucha con el sistema imperialista, como exigen ORDN -Tarmouwa y M62, obligará necesariamente a estos gobiernos a profundizar su compromiso con la resolución de los problemas sociales.

Los “acontecimientos futuros” de Fanon son ahora nuestro presente. También lo es la expectativa de Adamou Sékou, de Sawaba, que en 1958 dijo: “De Téra a N’guigmi, el canto de la independencia debe resonar en todos los pueblos”. La independencia, decía, “es el fin del colonialismo retrógrado, con su economía esclavista, sus despojos, sus injusticias sociales. Es el fin del cálculo de valores basado en la pigmentación de los seres humanos. Es el fin de los prejuicios. Es la resurrección de nuestro pueblo”.

 

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