Después de 22 años de la ausencia física de mamá, volvimos a construir su Belén, ahora el Belén de Aroa Montserrat su nieta.
El pesebre perteneció a nuestra recordada madre Carmen Martínez de Sanabria y fue elaborado durante más de 40 años en la sala de nuestra casa de habitación, donde la hermosura del arte ingenuo adquirió especial significado por la elementalidad del hecho creativo, por la fuerza consagrada en la pasión.
Su muerte fue motivo para que durante 22 años sus antiguas piezas permanecieran guardadas en el oscuro silencio de su vieja casona, que aún llora su ausencia. Pero la llegada de Aroa Montserrat despertó cual estrella de Belén el espíritu de la Navidad, que nos hizo sacar las viejas cajas donde se guardaban las figuras del pesebre: casitas, ovejas, pastores, animalitos y todo lo demás para construir una tierna ciudad de Belén.
Aroa Montserrat es el motor vivo que nos hizo regresar a recrear ese pueblo de sueños y esperanzas. Aroa Montserrat llegó para recordarnos que el pesebre es una de las costumbres más importantes del pueblo de Venezuela, porque significa la llegada de la Navidad, el nacimiento del Niño Jesús y el amoroso compartir en familia.
Los orígenes del nacimiento se remiten al siglo XII cuando, por iniciativa de San Francisco de Asís, se realiza en el bosque de Creció, en Italia, una representación de las principales situaciones que refiere la historia sagrada al nacimiento de Jesús. Posteriormente se propagó la preparación de representaciones alegóricas, incorporándose variantes, producto de la creatividad y recursos de cada comunidad.
Esta tradición fue declarada patrimonio cultural del país, enalteciendo su elaboración en cada rincón y hogar venezolano.
El pesebre navideño es una tradición muy especial, que representa el nacimiento de la esperanza y un mejor porvenir. Nos trae el recuerdo de la unión familiar.
Por todo esto, Aroa Montserrat les desea ¡Feliz Navidad! y que el Niño Jesús nazca en el corazón de sus hogares, en vísperas de Nochebuena.
