Es vicedirectora del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL, por sus siglas en inglés), el centro de investigación donde se diseñan las mayores misiones espaciales robóticas de la agencia espacial de Estados Unidos. Durante sus casi 40 años de experiencia en la NASA, esta matemática e ingeniera ha visto crecer el potencial de las sondas espaciales desde que eran tímidos cochecitos marcianos, como el Pathfinder de 1996, hasta el Perseverance de 2018, el mayor y más sofisticado vehículo de exploración del planeta rojo de la historia.
Uno de los principales objetivos de esta científica en su nuevo cargo será supervisar un más difícil todavía: traer de vuelta a la Tierra muestras de este planeta antes de que lo consiga su mayor competidor: China, un país con el que EE UU también se disputa ya la exploración de la Luna. En esta conversación con EL PAÍS, durante su reciente visita a España, Livesay repasa cómo serán las grandes misiones espaciales no tripuladas de la NASA; algunas de ellas, fundamentales para que después puedan llegar los astronautas a la Luna y Marte.
Pregunta. ¿Cuál es la mayor pregunta sobre el universo?
Respuesta. Para mí es: ¿estamos solos? ¿Hay vida en algún otro lugar? Nos estamos acercando cada vez más a poder responderla y nuestra tecnología es mejor. Acabamos de lanzar la misión Europa Clipper. No está específicamente diseñada para buscar vida, pero sabemos que en esta luna de Júpiter hay un océano de agua salada bajo la superficie que es dos veces mayor que todos los de la Tierra, y que podría albergar vida. Así que vamos allí para investigar si tiene la composición y estructura adecuada, si están presentes todas las cosas que necesitaríamos para que la vida pueda existir.
P. Hasta hace no mucho, el satélite Europa no era una prioridad en la búsqueda de vida. Ahora se ha convertido en uno de los mayores candidatos a albergarla; más que Marte, por ejemplo.
R. Sí es cierto. Aunque en Marte acabamos de recoger una muestra muy interesante y estamos deseando traerla de vuelta con una nueva misión, la Mars Sample Return. En 2026 vamos a lanzar el telescopio espacial Roman, que llevará un coronógrafo que nos permitirá observar exoplanetas de forma directa, porque podremos bloquear la luz que llega desde su estrella. Estamos juntando un montón de piezas del puzle del sistema solar, es un gran momento para la investigación espacial.
P. ¿Cuándo se realizará la Mars Sample Return?
R. Esperamos que a mediados o finales de la década de 2030.
P. ¿Qué otra gran misión tienen por delante?
R. Diría que nuestra participación en el Observatorio de Mundos Habitables, nuestra próxima gran misión de astrofísica, que estamos realizando junto al Centro de Vuelos Espaciales Ballard. [Será el primer telescopio desarrollado para buscar vida en planetas más allá del sistema solar]. Por otro lado, las ciencias de la Tierra son cada vez más importantes. Estamos viendo la Tierra cambiar cada vez más deprisa, como demuestran por ejemplo los tornados que azotaron Florida recientemente y que afectaron al lanzamiento de Clipper. Es el momento de estudiar mejor el planeta, de asegurarnos de que los políticos tienen toda la información que necesitan para tomar decisiones.
P. Estados Unidos y sus socios, incluida Europa, van a llevar astronautas a la Luna después de 50 años. Uno de los objetivos es estudiar los recursos del satélite: agua y otros minerales. Es algo que también persiguen China e India. ¿Cree que existe el riesgo de que la Luna se convierta en una tierra sin ley de la exploración espacial?
R. Nosotros somos socios de India. Desde la época de las misiones Apolo hemos usado misiones robóticas. Hay un montón de cosas que podemos hacer con otros países en la Luna. Y la Luna es sin duda nuestra estación intermedia para llegar a Marte, que es mucho más difícil.
P. ¿Qué tipos de robots vamos a ver en las futuras misiones a la Luna, Marte y otros destinos?
R. Necesitamos un robot capaz de taladrar el hielo y llegar al océano de Europa, por ejemplo. Estamos desarrollándolo. En Marte nuestra capacidad ha aumentado muchísimo: compara el primer vehículo que llegó en 1997 con Marte 2020. Es alucinante. La capacidad de análisis es espectacular. Lo mismo va a pasar con los robots que se manden a la Luna y otros lugares, porque nuestro objetivo es que los humanos se expongan lo mínimo posible. Hemos lanzado el primer helicóptero en otro planeta, Ingenuity. Y tenemos algo similar, Dragonfly, que vamos a mandar a Titán, la Luna de Saturno. Las misiones robóticas tienen por delante un horizonte enorme, seremos los primeros en llegar y pondremos las bases para la exploración humana.
P. ¿Cómo esperan poder taladrar el hielo?
R. Lo primero que tenemos que averiguar es cómo de gruesa es la capa de hielo en Europa. Clipper lleva un radar que nos permitirá estudiarlo y pensar en las tecnologías que podríamos usar. Llevamos años estudiando cómo hacer esto y la verdad es que aún no tenemos una solución clara.
P. ¿Por qué ha venido de visita a España?
R. Este año hemos renovado el acuerdo entre la NASA y España, un hito significativo para el futuro de la Estación de la Red del Espacio Profundo de Madrid. Estamos celebrando su 60 aniversario. Esta estación desempeña un papel crucial y apoya las comunicaciones con las naves espaciales que exploran los confines de nuestro sistema solar y más allá.
Recientemente, la estación de Madrid demostró su importancia crítica cuando sus seis antenas se utilizaron en una configuración de matriz avanzada. Esto nos permitió comunicarnos con la nave espacial Voyager 1 y realizarle una histórica actualización de software. Por primera vez desde su lanzamiento, tuvimos que reprogramar la nave para evitar una sección de memoria defectuosa. El éxito de esta operación resalta el papel vital de la estación en la exploración del espacio profundo y su futuro prometedor en el apoyo a las misiones más ambiciosas de la NASA.
El País de España