Paranoia total en Nicaragua, expulsaron al “ejército de monjas” Madre Teresa de Calcuta

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“Expulsar a los buenos samaritanos y dejar en desamparo a los pobres es herir el mismo corazón del evangelio, en donde están Dios y los pobres. Dejar desprotegida y abandonada a la gente más necesitada, a los ancianos solos, a los niños, a los pobres y a los enfermos, no es solo un acto despreciable e indigno, sino una negación de Dios”, expresó monseñor Silvio José Báez, en su homilía de este domingo, en la que se refirió con indignación a la expulsión que ejecutó el régimen de Daniel Ortega contra las Misioneras de la Caridad.

La orden de religiosas, fundada por Madre Teresa de Calcuta, dedicó 40 años de servicio humanitario en Nicaragua y fueron obligadas a cerrar sus proyectos y abandonar el país en la reciente ola de cancelaciones de personerías jurídicas que la dictadura Ortega Murillo desató contra organizaciones no gubernamentales.

El obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio Báez, reclamó con pesar que se maltrate, humille e impida hacer la caridad, usando la parábola del buen samaritano. Más de 15 misioneras que trabajaron por años con niñez y adolescencia en riesgo y condición de pobreza, adultos mayores, fueron obligadas a salir de Nicaragua, acto “despreciable e indigno” que Báez considera “fuera de toda ley y razonamiento humano”.

En su homilía de este domingo en el templo de Santa Ágata en la ciudad de Miami, Estados Unidos, Báez advirtió que en la actualidad se escribe la segunda parte de esta parábola en países “dominados por regímenes inhumanos y crueles” que impiden el ejercicio de la caridad. Hizo además un llamado a mostrar empatía por quienes sufren en silencio para ayudar y socorrer a quien lo necesite diciéndole: “Estoy aquí para ti, para lo que necesites

Ser buenos samaritanos

El obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de Diócesis de Estelí, Rolando José Álvarez Lagos, hizo referencia también a esta parábola del buen samaritano y advirtió además sobre “el peligro terrible de la indiferencia”. Esto en referencia a las condiciones actuales de los reos políticos y a la necesidad de tratarlos con dignidad.

“No debemos caer en el ‘yoquepierdismo’, eso significa el lamento. Cuando un amigo o una amiga nos ha dado la espalda. Cuando no nos han tendido la mano, pero también cuando alguien nos ha visto con frescor a los ojos”, dijo en su homilía de este 10 de julio el obispo desde la Catedral San Pedro Apóstol de Matagalpa.

Álvarez también llamó a la reflexión para evitar caer en la indiferencia de lo que está ocurriendo alrededor. “A veces se escucha: ‘Ya tengo suficiente con mis problemas como para estar pensando en los problemas del otro’. Estamos muy ocupados en nuestro trajín. Nuestras dificultades. Podemos estar angustiados”.

El obispo manifestó que se está viviendo como “en una carrera de sobrevivencia”, en la que toda persona enfrenta sus propias luchas, sin embargo, hizo el llamado a no “pasar de largo” ante las necesidades del prójimo, de la sociedad. En cambio, se debe reconocer al que está caído. “Dice el papa Francisco que la compasión es la clave de la vivencia para experimentar el cristianismo”, agrega.

Monseñor Álvarez instó a los nicaragüenses a ser empáticos y compadecer los sufrimientos de otros. “Yo me atrevería a decir que ponerme en lugar de otro es donde empieza la probabilidad de ser compasivo”

La Prensa de Nicaragua

 

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