Luego de un absurdo e inconstitucional período sin elecciones en las universidades nacionales, se ha producido un acuerdo que permite que se realicen el próximo 26 de mayo elecciones simultáneas en la UCV de las autoridades rectorales, los decanos y los representantes profesorales ante los organismos del cogobierno universitario. La destrucción por diseño de las universidades y centros de investigación nacionales, y de las bases de la educación del país en general, se ha traducido en un grave daño, no solamente para estas instituciones, sino también para la nación en su conjunto. Es imposible exagerar el impacto que han tenido sobre nuestras casas de estudio, las políticas de acorralamiento presupuestario y la persecución del pensamiento libre que el régimen ha adelantado. Por solo mencionar un grave y humillante aspecto, que ha obligado al éxodo de muchos miembros del personal docente, podríamos señalar que prácticamente ha desaparecido el salario de un profesor universitario venezolano, sustituyéndolo por un remedo de paga que está lejos de cubrir las necesidades más elementales de los docentes. A ello se le une la destrucción de la infraestructura de la institución, producida por la negativa, por parte del Ejecutivo, a proporcionar los recursos necesarios para su mantenimiento. Un hecho que se tradujo en afectar seriamente una obra que fue declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco, y que luego se intentó encubrir con una pretendida operación de rescate de las edificaciones de la universidad, en verdad una violación agresiva de la autonomía de la UCV.
Pero la comunidad universitaria, profesores, estudiantes y empleados, no se ha rendido frente al acoso del régimen. Es así como han subsistido movimientos y acciones de verdadero heroísmo civil que hoy se traducen en la posibilidad de presentar candidatos a estas elecciones universitarias con verdadera solvencia académica y personal, que puedan articular un programa y una estrategia confiables y comunicarlos a la comunidad universitaria y al país como una contribución importante a la superación de la profunda crisis que consume a la nación. Un programa que piense en los retos de la universidad del futuro y que no se detenga simplemente en la protesta frente a los atropellos del régimen. En particular, entre los candidatos a rectores se encuentran los profesores Víctor Rago y Humberto Rojas, quienes no solo representan una alternativa al continuismo injustificable del actual equipo rectoral, sino, lo que es más importante, que personifican una digna conducta de defensa de la institución, indoblegable ante los atropellos autoritarios, a la vez que ofrecen una conducción inteligente, democrática y creativa a los enormes retos que debe enfrentar la universidad. Cuentan, además, estos destacados profesores con un amplio conocimiento de la institución y con relaciones con diversos sectores en todas las facultades, lo que les permite convocar a universitarios de reconocida valía a unírseles en la encomiable tarea de rescate de nuestra universidad.
Quienes escribimos somos profesores de la UCV y amigos cercanos de los profesores Rago y Rojas, con quienes hemos crecido juntos, batallando por un presente y un futuro mejores para la UCV y el país. Estamos convencidos de que ambos serían excelentes rectores en esta circunstancia excepcionalmente difícil para la UCV y la nación. Por esa misma condición de amistad y respeto a sus trayectorias, hemos decidido hacerles una exhortación pública para que alcancen un acuerdo que permita contar con una candidatura unificada en sus principios y visiones y que se traduzca en la conformación de un sólido equipo rectoral. Entendemos perfectamente que un acuerdo de estas características no puede ser solamente en torno a las elecciones, sino fundamentado en una visión compartida sobre la UCV y sus retos institucionales internos y en su relación con la sociedad venezolana.
Sabemos que lo que pedimos no es trivial, porque un principio fundamental de la democracia es el derecho de los individuos a aspirar responsablemente a cargos de mandato público, y porque no se trata solamente de las elecciones rectorales sino del complejo entramado de candidaturas e intereses asociados con el proceso de selección de todo el conjunto de autoridades universitarias. Pero estos no son tiempos convencionales: Venezuela atraviesa una crisis histórica que exige de su liderazgo emprender rutas acordadas conjuntamente, para enfrentar la descomunal descomposición ética, moral, social y económica que vive el país, desplazando los poderosos factores que hoy nos bloquean el camino de la democracia, la convivencia y la prosperidad. Y hacer esto desde una perspectiva que apunte a una verdadera reconciliación entre los venezolanos en un proyecto de refundación nacional democrática sostenible en el tiempo, una tarea que ha enunciado con claridad la Iglesia venezolana, y cuya importancia compartimos.
Estamos intentando enunciar el deber ser en medio de una crisis de liderazgo para conducir la lucha por el rescate de la nación que conmueve a la opinión pública y que ha conducido al desánimo y la frustración de una parte importante de nuestra gente. Sabemos que el dilema que planteamos puede no tener una solución inmediata y que posiblemente involucre un proceso de consulta a las bases profesorales. Pero estamos convencidos de que la UCV puede y debe dar un ejemplo de lo que es posible lograr cuando se anteponen los intereses de la institución y la nación a los respetables intereses de individuos y grupos. Estos son tiempos excepcionales que exigen líderes excepcionales y sabemos que Víctor y Humberto lo son. A ellos apelamos.