Carlos Ñáñez: El hambre, ese implacable flagelo

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Todo lo vence el hombre, menos el hambre. Séneca.

Somos un país en el cual el horror persiste vestido tras bambalinas, iluminado con luces inoficiosas y en medio de una escandalosa diferencia social que nos fractura entre miserables que mediamente comen y jerarcas del régimen que han hecho del erario botín personal y a diario nos enrostran sus hábitos sultánicos de vida incompatibles con el dolor de todo un país que es diariamente pisoteado, vejado y defenestrado a la subsistencia no hay posibilidades de aumentar el salario a los funcionarios públicos y menos las exiguas pensiones a nuestros ancianos envejecidos acumulando derrotas, pero abundan los recursos para pingues festines, construcciones de espacios para el juego de pelota y conciertos en locales lujosísimos a los cuales no tenemos la posibilidad de tan siquiera entrar, los ancianos quizás son quienes han recibido la mayor carga de odio de esta hegemonía en el poder, viejos, cansados, enfermos y despreciados han de conformarse con pensiones que no les permiten curarse y ni tan siquiera comer, el chavismo es edadista entre otras de sus muchas discriminaciones.

Que estructuras mentales y morales subyacen en la mente de una Ministro, quien manifiesta que no hay para ajustar los sueldos y que en su lugar se ajustaran las bonificaciones, quizás esta funcionaria no habrá escuchado de que el salario sí se bonifica pierde su esencia salarial y se convierte en una antinomia, resulta indignante que ante los justos reclamos salariales, se ofrezca que la carga docente disminuirá de cinco a tres días para que los maestros resuelvan su sustento, bien sea de domésticas o de buhoneros, un país que desprecia así a su magisterio está condenado al fracaso, el hambre es el calculo diario de todos los hogares, la procura proteica, las mediciones de desnutrición en niños y ancianos, estos son las victimas mas vulnerables del régimen, que lejos los niños de la patria y que forma tan peculiar del amor mayor.

La constante es el retorno feroz a los atavismos del 2013, las causas de base se mantienen, el financiamiento deficitario, la inyección feroz desde el BCV para contener un tipo de cambio que en un año se ha depreciado en más de 400%, la imposibilidad de comer saludable, para lograr llevarse algo a la boca describen un país implacable como sus verdugos, quienes se dan vida de sultanes y escandalizan al hambriento.

Ser profesional, maestro, profesor o académico, es una condena a la miseria, es ser una suerte de lázaro en su lugar, técnicos y quienes manejan un oficio obtienen una remuneración que en el peor de los casos decuplica al de un profesional, el problema no subyace allí en el abultado salario de quien tiene un oficio, el problema se encuentra en quienes habiendo obtenido credenciales académicas deban de conformarse con el hambre, con la muerte en los hospitales desmantelados en un país en donde se hacen carreras de autos Ferrari y ferias que culminan en orgias colectivas.

Vivimos en la cuna de semen de la procreación abyecta de Heliogábalo, conducidos por los peores, burlados y humillados, enfermos de palabra, pues la palabra atinada es el camino a la verdad, de tal manera estamos inmersos en una mentira y la realidad es que no vivimos sencillamente respiramos como reflejo fisiológico de este patíbulo, que nos conduce a tres cifras de inflación, un tipo de cambio inmanejable y a la rabia y la desconfianza como patrones comunes de vida, ya es reiterado que semana tras semana se anuncie lo mismo, en esta columna aun quedan dos semanas de marzo, los efectos del pago del Impuesto Sobre la Renta, se revertirán pronto y tendremos de nuevo un elevado tipo de cambio que nos taladrará las sienes a todos los padecientes de este ex país, el miedo crece, la censura también y un fenómeno peligroso pende sobre todos el olvido social.

Finalmente la convocatoria es a reconocer como falsa, engañosa e incompatible cualquier oferta de este régimen, pues todas están basadas en el odio y para quienes se extraviaron en el camino y deciden hacer juego con el opresor, recuerden este hegemonía es implacable consigo misma, es una suerte de uróburo, la mítica serpiente que muerde en lemniscata su cola, nadie esta a salvo y menos quienes son complacientes cortesanos del horror, al menos aquellos que hemos sido coherentes somos y seremos dueños de nuestros relatos y consecuencias,

La obra maestra de la injusticia es parecer ser justo sin serlo. Platón.

 

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