Destruidas y en total abandono se encuentran más de la mitad de las instalaciones del campus Los Guaritos de la Universidad de Oriente (UDO) en Monagas. De los nueve edificios que conforman el campus solo realizaron reparaciones en dos, la donación de pupitres por parte de la gobernación no abarcó más que el salón donde se hizo la transmisión televisiva y los únicos baños disponibles se encuentran bajo llave
En los estados que conforman la zona oriental del país, la Universidad de Oriente (UDO) se ha convertido en un reflejo más de la crisis. En Monagas el presupuesto deficitario, la deserción estudiantil y docente, la inseguridad, la falta de servicios básicos, los bajos salarios, desvalijamientos, vandalismo y daños a la infraestructura son el cúmulo de factores que cada día hunden más a la denominada «casa más alta».
«Sabemos que todas las universidades tienen problemas, pero a la UDO parece que le cayó una pava», menciona Manuel Montes, estudiante de ingeniería en petróleo.
Hacer vida dentro de la UDO es un desafío, lo que se corrobora al escuchar los relatos de estudiantes y personal administrativo y docente que pertenecen a las ocho carreras activas en el alma mater oriental, quienes día a día se debaten entre asistir otro día a la universidad o abandonar sus espacios.
Desde hace cinco años, aproximadamente, los estudiantes de carreras como Ingeniería en Petróleo y Tecnología de los Alimentos, tienen que ingeniárselas para realizar las respectivas prácticas que exigen ambas especialidades. Sus laboratorios fueron desmantelados por la delincuencia al punto de que quedaron prácticamente inoperativos y requieren de una inversión «bastante significativa» y para la cual la UDO no cuenta con los fondos, de acuerdo al profesor y asesor académico, Alejandro Zárate.
«No hay ni un computador donde un estudiante de ingeniería en sistema se pueda sentar a realizar por lo menos una investigación, ni se cuenta con los insumos para que los estudiantes de ingeniería en petróleo puedan hacer sus investigaciones», explica Héctor Antuarez, dirigente estudiantil y coordinador juvenil de Vente Monagas.
La sede de la UDO en el campus Los Guaritos, en Maturín, tampoco cuenta con biblioteca o comedor. Frank González, recién egresado de la casa de estudios y coordinador general del movimiento estudiantil Soy Udista, cuenta como el deterioro comenzó hace años, «desde 2018 el espacio donde se encuentra el comedor está totalmente destruido, desvalijado por parte de la delincuencia que azotó a la universidad. La biblioteca desde el 2019 sufría ataques y en 2020 empeoró cuando la desvalijaron totalmente, entonces agarramos todos los libros y los llevamos a una extensión de la UDO para su resguardo temiendo que también los quemaran», puntualizó.
Para la UDO en Monagas regresar a las actividades luego de la pandemia, cuando el campus se encontraba en uno de sus peores momentos, fue un camino cuesta arriba. No obstante, las iniciativas de las autoridades universitarias y estudiantes del núcleo con el apoyo de empresas privadas, y algunos aportes del gobierno regional, han mantenido a flote sus tres escuelas en apenas dos edificios.
Una rehabilitación solo para la foto
En julio de 2022, una comisión para la atención de las universidades en Monagas fue conformada entre el gobernador Ernesto Luna y la alcaldesa Ana Fuentes con representantes de Pdvsa, Cantv, la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec), el Instituto de Infraestructura Ecosocialismo, Hábitat y Vivienda del estado Monagas (Inframonagas), el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), la Secretaría de Seguridad Ciudadana y voceros de las casas de estudios superiores en Maturín.
De los nueve edificios que conforman el campus de Los Guaritos solo en dos se realizaron reparaciones y, tras casi un año, el 24 de mayo durante el balance de obras realizadas por la Misión Venezuela Bella (MVB), el gobernador de Monagas en compañía de la alcaldesa y el coordinador académico de la UDO, Guillermo Carreño, exhibían «la recuperación de la infraestructura que logró la rehabilitación de 68 aulas de clases de los módulos 1 y 2», según palabras de Luna, pero lo entregado no cumple las necesidades básicas.
Carla Carrasquero – TalCual