Jesús Alberto Castillo: El mensaje inaugural de Edmundo González Urrutia

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Hay un dicho muy cierto que dice “la primera impresión es lo que cuenta” y eso es lo que acaba de ocurrir con Edmundo González Urrutia, un candidato que no estaba en los planes de nadie y hoy su nombre está en labios de todo el mundo. Eso es lo atractivo de la política, hacer posible lo que parece inverosímil. Son los hechos que cuentan en ella y no los deseos por muy buenas intenciones que lleven consigo.

Edmundo González Urrutia ha hablado como había de esperarse de un hombre de finos modales, equilibrado y con vasta trayectoria diplomática. “Es la hora de marchar unidos por la recuperación de nuestra democracia”. Sabías palabras en momentos en que el discurso del sectarismo, la descalificación, el odio, la venganza y la aniquilación del otro pareciera apoderarse del ideario colectivo del venezolano.

Esta nueva figura de la escena electoral no es un improvisado de esos que pululan en el exigente mundo de la política o de los asuntos públicos. Cuenta con vasta formación relaciones internacionales, horas de vuelos a diversas naciones del mundo y  un discurso conciliador tan esencial en todo proceso de negociación que exige  el difícil oficio de la política. Precisamente, el actual contexto venezolano, orientado hacia una obligada transición, así lo está indicando.

González Urrutia ha advertido en su primer discurso que “ha llegado el momento de poner a un lado nuestras diferencias y trabajar juntos para alcanzar el triunfo el venidero 28 de julio y prepararnos a una transición que implica negociar con quienes hoy detentan el poder político”. Nada de revanchismo ni venganza. Venezuela nos necesita a todos. Es la única manera de avanzar hacia la restauración de la democracia con la fuerza del voto y la esperanza puesta en los mejores talentos del país.

Ese mensaje es claro.  Su candidatura no es la de ningún grupo en particular, es el resultado de un consenso, la expresión de un país deseoso de cambio y libertades ciudadanas y económicas. “Lo importante no es que sea el candidato de 3 organizaciones, sino que se perciba como la candidatura de la transición, de la mayoría de los venezolanos que aspiramos un cambio”.

Se trata, entonces, de dejar el personalismo, la diatriba y abrir los brazos para recibir con optimismo a quienes se sienten decepcionados del actual modelo político gobernante. Es una señal del reencuentro, del diálogo y de la unidad de todo el país para recuperar sus instituciones, la majestad del ejercicio político, la convivencia ciudadana y el bienestar colectivo.

Politólogo y Profesor Universitario

 

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