Endiosar a Simón Bolívar es un insulto a su memoria, dijo Elis Mercado

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El historiador Elis Mercado señala que quien endiosa al libertador Simón Bolívar lo transforma en una entidad ahistórica e insulta su memoria

Elis Mercado Matute, historiador, exrector de la Universidad de Carabobo y miembro correspondiente de la Academia Nacional de la Historia por el estado Carabobo.

Para Elis Mercado, miembro de la Academia Nacional de la Historia, el natalicio del Libertador, Simón Bolívar, no debe seguir siendo una celebración festiva que no implica nada más que la pompa y el jolgorio.

En su opinión, es una buena oportunidad para recordar su existencia en nuestra historia republicana. Pero es necesario que esta fecha ceda paso a un proceso de reflexión, de análisis y de debate sobre la impronta de Bolívar en nuestro desarrollo histórico (tópico bien y abundantemente tratado), y sobre todo, un llamado a pensar críticamente sobre el procerato civil en nuestro proceso independentista, muy relegado y hasta despreciado en los fastos de la llamada Historia Patria, con el sabor agridulce del romanticismo, el positivismo y su olor herrumbroso y con el maloliente marxismo.

Suma esta de tendencias y escuelas historiográficas, visiones erráticas que de alguna manera no logran zafarse de axiomas y dogmas que empobrecen la conciencia histórica del país.

Subraya que sobre todo en estos tiempos donde son más necesarias las definiciones y las claridades. Es una frase muy manoseada, aquella que reza que un pueblo que ignora su historia está destinado a repetirla.

Y podríamos agregar que al ignorarla, es una víctima fácil de que se le distorsione. Una historia torcida es un instrumento de dominación sobre todo en manos de regímenes inescrupulosos como el que rige en Venezuela.

El también exrector de la UC, señala que la historia de un personaje es materia de una disciplina llamada biografía. La vida de los santos y los dioses es materia de la hagiografía.

Advierte que ubicar a un personaje histórico en el campo de la hagiografía, es deformarlo.

A su modo de ver, esto es lo que ha ocurrido con Bolívar, a quien se le ha colocado en los altares por encima de su correcta posición en los anales históricos.

Matrimonio de Simon Bolivar

Simón Bolívar se casó con María Teresa del Toro.

Deificar a Bolívar es insultar su memoria

Reitera que deificar o endiosar a Bolívar es un insulto a su memoria.

Deja de ser el hombre, la persona, la humanidad, que realiza grandes proezas, para convertirse una expresión divina que lo expurga de sus errores y solo exalta sus aciertos.

Considera que quien endiosa al Libertador, lo transforma en una entidad ahistórica, sobre quien no caben dudas y solo puede ser objeto de ciega obediencia.

Y he aquí el punto nodal: se crea, y en todo caso se continua, un proceso de formación de un pensamiento bolivariano entre comillas, distorsionado y manipulable para justificar atropellos y desaciertos.

El historiador comenta que el culto a Bolívar registra una larga caminata. Comienza con su muerte y se prolonga hasta nuestros fatídicos días, con sus altibajos. Con su alto y bajo volumen siempre dice presente.

Del culto del pueblo paso a ser el culto para el pueblo. Como todo culto necesita oficiantes y hasta un sumo oficiante.

Refiere que los oficiantes han sido desde Páez, los Monagas, Guzmán Blanco, Cipriano Castro, Gómez y para usted de contar hasta nuestra época democrática, mal llamada cuarta república y sobre todo en la también mal llamada quinta república.

Se requieren perspectivas imparciales

Expresa que los cultos a los héroes comportan elementos de variadas gama. Unos son declarados detractores de los personajes y otros ciegos defensores de ellos.

Entre ellos es necesario instalar perspectivas serias e imparciales. Los historiadores no exigen objetividad plena, porque la historia siempre se escribe desde el presente, y el historiador no está exento de las circunstancias que le rodean, que si bien no determinan su opinión, al menos la condicionan.

Cita como uno de los enemigos del culto, a José Domingo Díaz, fuerte crítico del Libertador desde las páginas de la Gaceta de Caracas. También a un denso contendor de la figura bolivariana como José Rafael Sañudo, quien arremete contra Bolívar y Sucre en clara venganza por los actos de ensañamiento que le atribuye a ambos contra la ciudad de Pasto, en la llamada Navidad Negra.

Igualmente al historiador español Salvador de Madariaga, quien intenta señalar a Bolívar como el causante de todas las intrigas y los malos procederes.

En estos tiempos es casi obligatorio indicar la presencia activa y denigrante contra Bolívar, ejecutada por Carlos Marx el fundador del llamado Socialismo Científico.

Por supuesto señala que no solo hay adversarios furibundos, hay defensores a ultranzas, ciegos por su fanática visión que le otorga todas las virtudes y ningún desacierto, como es el caso de Vicente Lecuna, quien dedicó su vida y su fortuna, para citar al más notable de ellos.

Historiadores serios

A esas desviaciones historiográficas les han salido al paso los trabajos de historiadores como Germán Carrera Damas y su famosa obra El Culto a Bolívar, Elías Pino Iturrieta y su Divino Bolívar, ambas obras de denso contenido y acordes con las más recientes líneas de investigación en el ámbito de historia de las ideas y de las mentalidades.

Mercado sostiene que no es censurable la celebración, pero que es necesario que esté acompañada de las reflexiones. Que al lado, y no detrás de los héroes, están los próceres civiles los que como Iznardi y Roscio, libraron la batalla de las ideas como sustento de la acción épica.

Que se entienda de una vez por todas que para que exista la nación integral, es necesaria la libertad y la Independencia. Una sin la otra, no es más que un ornato oratorio. Y que no se siga repitiendo la ridícula frase de la segunda independencia con la cual algunos hacen gargarismos, puesto que hay que entender que los procesos y los hechos históricos no se repiten y que son únicos y típicos.

241 años

Este 24 de julio se cumple 241 años del nacimiento del Padre de la Patria, Simón Bolívar, en la capital de Venezuela.

Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Ponte y Palacios Blanco era su nombre completo. Fue el cuarto hijo del matrimonio conformado por María de la Concepción Palacios y Blanco y Juan Vicente Bolívar y Ponte.

Nació en el seno de una familia criolla adinerada y, como era habitual en los herederos de familias de clase alta en su época, fue enviado a educarse en Europa a una edad temprana.

Se casó con María Teresa del Toro, la cual enfermó y murió en 1803, en tierras venezolanas.

El Libertador murió en Colombia en el año 1830.

Beatriz Rojas – El Carabobeño

 

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