Una ciudad crecida por sus ranchos
Nacida del valle y la esperanza
Apenas por el cielo atormentada
En medio de su angustia y de su curso
Ciudad lacerada por su herrumbre
Asida a la vida y replica segura
Huésped alterna de pasión y vida
Asilo de la estrella y estremecida
Un despertar de pájaros te alcanza
Madrugada de sueños irresistida,
Sombra en el desvelo y paso sin distancia,
Naciendo del Ávila hacia la nube
En el medio de la decreciente niebla
Hoy no ríes; Te entregas asustada
Aun hipnotizas el sueño y la vigilia
Capital de cemento y de fatiga
Un poeta te cruza sin asombro
Aturdido del sucio de tus calles
Ajeno de tu zozobra y tu descanso
Alerta alguna vez que te desune
Por aquella sonrisa al conocerte
Sacudido por tu alegría y tú encanto
Quedo tu nombre grabado en mi costado
Recordar esa luz es mi destino
Otrora capital de techos rojos
Sin muros, sin gritos y con sus ansias
Fina penumbra de noche en suspenso
Quiero vivir en tus restos, sin sonrojo.
Primer plano de Caracas.
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