Arturo Molina: Reeducar

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La situación política en Venezuela ha llevado a algunos actores a expresar que los ciudadanos deben ser reeducados, asumiendo la postura de sus intereses, con base a la elección presidencial del pasado 28 de julio 2024. La expresión de la voluntad popular se concreta a través del voto, y los electores deciden de acuerdo a lo que están percibiendo de esos actores. A unos los favorece, a otros no los considera ser los indicados para el momento, y tal vez, a algunos les pasan la factura por lo prometido e incumplido. Pero también hace su aparición el carisma de los candidatos y sus propuestas. Todo es un cargamento de rosas y espinas que se van desojando en la medida que se presentan ante los electores. Al final uno es ungido con la mayoría de la voluntad de los ciudadanos, y los demás deben seguir con sus proyectos.

Reeducar tiene implicaciones que rebasan la simplicidad de decir que se deben adquirir nuevos conocimientos y habilidades. Es un evento de profundidad que desafía la negación de aceptar los cambios. Se trata de desprendimiento para asumir nuevas perspectivas que fomenten la actualización social que coadyuven a la cristalización de la transformación de las personas hacia un comportamiento individual y colectivo, sustentado en la equidad y la justicia, de las que muchos hablan, pero promueven poco o nada. El planteamiento debe estar suscrito entonces, al entendimiento y aceptación de la rapidez con los que se están produciendo cambios en la tecnología, economía y la política, que influyen de forma determinante en lo social. No es solo en el contenido de lo formal ya suscrito, y de altísimo valor, también lo es para que se preste la atención requerida a la evolución permanente en la que se encuentra el ser humano y sus comunidades. Tal vez así se puedan comprender y atender sus necesidades.

La política está en renovación permanente, pero las ideologías y estrategias, de actores acomplejados, al parecer siguen ancladas al pasado. Sin desmarcarse para dar un paso adelante, todo seguirá siendo entre ellos o nosotros. La reflexión crítica sobre la practica actual y sus resultados, no aterriza en suelo fértil porque esos activistas sienten que pueden ser desplazados de sus privilegios, y prefieren aferrarse a su disfrute por la vía de la imposición o la fuerza. Ellos son los malos, nosotros los buenos. Los valores democráticos están flotando, al igual que los valores humanos. Ese coctel insalubre implica la gravedad del asunto por el que se transita, obligando a las nuevas generaciones a divagar por el mundo en busca de mejores condiciones para vivir.

Los gobernantes y aspirantes deben ser reeducados para poder exigir el compromiso de los ciudadanos. La decisión de las personas en el marco del respeto a la normativa legal establecida debe ser reverenciada por blancos, negros, amarillos, tostados, pardos, criollos, mestizos, azules, rojos, verdes, y todos en general. Exponer a la sociedad a un conflicto por desprecio a la voluntad emitida por las personas hoy, es lo mismo que pudo haber ocurrido en el ayer, y eso no sucedió. Buscar espacios de entendimiento hacia sistemas políticos más justos, equitativos, representativos, donde el diálogo y el respeto mutuo sean los pilares de la convivencia ciudadana, también merecen la atención de la clase gobernante y dirigente del país, para que se reeduquen, y con el ejemplo, puedan ayudar a reeducar a la población.

jarturomolina@gmail.com – @jarturomolina1 – www.trincheratachirense.blogspot.com

 

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