Por naturaleza siempre he estado vinculada a las comunidades. Creo en la participación como forma de transformar…pienso que lo he resaltado lo suficiente en más de un artículo. Incluso he participado directamente desde las diferentes organizaciones de base: asociaciones gremiales, asociaciones de vecinos, consejos comunales…entre otros. He visto de cerca y de lejos la capacidad de organizarse y generar proyectos. Unas de forma exitosa y otras no. He visto a las personas cansarse y claudicar, después de períodos altamente creativos y fructíferos, por falta de comprensión y participación de aquellos que solo miran y critican.
Esa misma vinculación que he mantenido con la comunidad del sector en el que vivo y trabajo, hace que independientemente de si estoy activa o no en las organizaciones existentes, me hagan llegar denuncias propias de su vida cotidiana. Las leo, las digiero, y si es posible las redirijo.
Lo cierto es que cada vez más me sorprende que a pesar de las posibilidades de participar en organizaciones horizontales para jerarquizar problemas, proponer soluciones, actuar directamente sobre esos problemas, las personas en su mayoría sean cómodas y se limiten a criticar. Lo más preocupante, por lo menos para mí, es que la crítica que hacen no viene con una reflexión de su propia actuación y entonces a partir de allí generar propuestas. Estamos acostumbrados a que sea el Estado el que resuelva a través de sus poderes nacionales, regionales y locales, desde lo grande hasta lo pequeño. Evadimos la responsabilidad que nos corresponde a cada uno de nosotros como vecinos, como ciudadanos, de estar informados, de entender, de proponer…con sentido común.
El desorden que producen los negocios de venta de licores, los informales, e incluso los restaurantes con altos niveles de ruido, se está apoderando de sectores completos. El caso de Barrio Obrero es caótico, acrecentándose aún más en las noches. Esos establecimientos deben tener permisos; permisos que desde que se consolidaron los consejos comunales como organizaciones de base tienen la responsabilidad a través de su estructura, de inspeccionarlos para otorgar ese permiso condicionado que solo luego es avalado por la Alcaldía, y posteriormente supervisado por esa misma estructura con el fin de comprobar su cumplimiento, apoyado además en la Ordenanza Municipal que es muy explícita en cuanto a “ruidos molestos”. Es decir la responsabilidad cae directamente en los consejos comunales que son los que otorgan esos permisos. La mayoría de esas estructuras no se han actualizado, y los vecinos a veces no saben a quién dirigirse. Lo que la gente no termina de entender es que el poder reside en ellos. Tienen la capacidad y posibilidad de organizarse y actuar. A mí en lo personal me llegan una gran cantidad de denuncias sobre escándalos y otros, pero ninguna propuesta, ni acción inteligente para atacar el problema. La Alcaldía podría apoyar con un agente de seguridad, para que los acompañe, si la comunidad tiene una programación de inspección, para así solicitar los permisos de uso, los cuales por cierto deberían estar renovados, y proceder a los acuerdos y/o sanciones necesarias. Hay que dejar de quejarse y empezar a actuar más responsablemente. Es un deber de la ciudadanía. Yo en lo particular me dediqué a investigar, releyendo prensa, boletines, entrevistando… y obtuve respuestas, la mayoría de ellas objetivas, con manejo de números.
Hace 4 años, la alcaldía contaba solo con 27 policías, los cuales por cierto no estaban dotados como lo requiere un cargo como ese. Recuerdo como solicitaban apoyo y donaciones para patrullas, uniformes, y refrigerios a comerciantes y vecinos, sin garantizar ni presencia, ni mantenimiento, ni incremento de la fuerza policial. Ahora ese cuerpo tiene más de 100 funcionarios equipados, con 59 unidades entre patrullas y motos. Próximamente se incorporaran 20 motos más. Aunque siguen siendo insuficientes tanto la cantidad de funcionarios como de equipos dada la densidad de los diferentes sectores de San Cristóbal teniendo que cubrir todas las denuncias, e irregularidades que se presentan, hay coincidencia en cómo se ha mejorado la seguridad, así como el control del robo y de la violencia de forma importante, y todo ello incide en la calidad de vida. Descubrí que se han cerrado 17 establecimientos algunos de ellos reincidentes. Ese es el accionar de la Alcaldía a través de sus funcionarios.
Se pregunta uno: ¿dónde está la comunidad, su organización y participación? San Cristóbal, tiene una tradición desde hace muchos años –no sé por qué- de encuentros de moteros de todo el país. Esos recorridos de las motos por todo San Cristóbal afectan el funcionamiento de la ciudad y la tranquilidad de muchos ciudadanos, a cuenta de una tradición sin normativa, que obliga a dispersar la fuerza policial…Vuelvo y pregunto: ¿Dónde está la comunidad? Y entonces me volteo a preguntar de nuevo: ¿dónde está la alcaldía? Le pregunté directamente al alcalde, para entender según sus cifras que el accionar se demuestra en el trabajo que se está haciendo con escasos recursos. La alcaldía maneja actualmente el 5% de los recursos que se manejaban en gestiones anteriores debido a las consecuencias de las guarimbas, de la pandemia, y del acoso financiero. En 6 gestiones anteriores, durante 24 años, se recuperaron vías aplicando 12.000 toneladas de asfalto. Ahora en menos de 3 años se han vaciado 30.000 toneladas para rescatar calles de todas las parroquias de San Cristóbal.
En las 6 gestiones previas se colocaron 1023 lámparas, en tanto que actualmente en esta gestión se han colocado 9.000 y recientemente más de 400 solo en barrio obrero. Me enteré que tienen 223 frentes de trabajo abiertos en simultáneo: el terminal de pasajeros, la falla de borde de Chorro del Indio, parte de Macanillo, el asfaltado en Barrio Obrero, y la Cueva del Oso, la regresiva, 19 colectores, la ciclo vía… me asombré…y concluí nueva y repetidamente, que si no participamos organizada e inteligentemente como comunidad para impulsar y resolver nuestros problemas en conjunto con las instituciones, terminaremos achinchorrados y arropados por las críticas y las dificultades…también entendí una vez más lo que significa la soledad que conlleva el ejercicio del poder.
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